Las fotos familiares son de lo peor. A nadie le gusta tener que tomarlas, así que es una maravilla que existan desde un inicio.
El deseo de querer una foto familiar tiene un origen noble, pero nunca resulta como quiere uno, ¿o si?
Siempre hay un niño particularmente gruñón, o una pareja que tuvo la casualidad de estar el día de la foto o un pariente muy extraño que por alguna razón se presentó el mismo día de la foto aunque nadie lo haya invitado. Estás son cosas con las que hay que trabajar en la foto.
Todo esto es simplemente una receta para un desastre. Creo que todos tenemos fotos familiares que preferiríamos quemar, agradece que ninguna de estas fotos son de tu familia:
Publicado por Othón Vélez O’Brien.