El Día de San Valentín es una fecha para pasarla en pareja, respirar amor y también desesperación.
Si eres de esas personas que este 14 se la va a pasar solo, no te preocupes, no eres el o la única en esta situación, sin embargo, para superar el día más romántico del año sólo tienes que ir a través de las siguientes etapas emocionales y “voilà”:
1. ¿Cuándo es el Día de San Valentín?
¿Qué? ¿Por qué? La fecha llegó de pronto así como llega la Navidad, pero ten calma, esta celebración no va a durar toda la vida.
2. El miedo comienza a aparecer.
Por donde veas habrá algo que te recuerde el Día de San Valentín, y resulta casi imposible deshacerse de la angustia que invade tu estómago.
3. Tic tac, el tiempo corre.
Estás a sólo unos días de San Valentín, piensas en tu soledad y asumes que no será nada divertido.
4. Inmersión.
Está en todas partes. Cada correo electrónico en tu bandeja de entrada es un guía o promoción de regalos para San Valentín, y las fotos de osos de peluche y chocolates en forma de corazón invaden tus redes sociales.
5. Repulsión.
Los globos, peluches, rosas y tarjetas amorosas te dan asco. Incluso piensas en que este día es solo consumismo y no vale la pena, a pesar de que lo hayas celebrado antes.
6. La antipatía te llega hasta el tuétano.
Si por ti fuera te encerrarías o mandarías a encerrar a todas esas cursis personas, nadie tiene porqué ver sus muestras de amor.
7. Duda momentánea.
¿Estoy feliz? ¿Por qué estoy solo? ¿Soy tan terrible que nadie quiere estar conmigo en el Día de San Valentín?
8. Continúa el cuestionamiento…
¿Qué he hecho con mi vida romántica? ¿Debería escribirle a mi ex de la adolescencia? ¿Se me irá el tren? ¿Algún día encontraré a mi alma gemela? ¡Voy a morir solo!
9. Desesperación.
Inevitablemente piensas en que una botella de tequila podrá hacerte buena compañía mientras sientes lástima por ti mismo por no tener pareja.
10. Exceso de compensación.
Después del “mal trago” te propones estar bien y disfrutar con tus amigos, salir a bailar y beber.
11. El resentimiento con tus amigos que tienen pareja.
Ya habías pasado la depresión cuando de pronto ellos hacen su entrada triunfal tomados de la mano y dándose mil arrumacos.
12. Un momento loco de esperanza.
Por alguna extraña razón a tu cerebro le llega la idea de que quizá haya alguien que te sorprenderá de forma anónima enviándote un ramo de flores y chocolates. Se vale soñar.
13. Falsa despreocupación.
¿Mañana es 14 de febrero? Lo olvidé totalmente, tengo muchos pendientes por hacer, lavar ropa, limpieza en casa… Seamos sinceros eso no lo piensas hacer nunca.
15. Stalker.
El FBI se queda corto ante tus investigaciones por ver qué hicieron o hará tu círculo de amigos ese día, incluso tratarás de saber los planes de tu ex.
16. Empoderamiento.
Finalmente mandas todo al carajo, y te sientes seguro para enfrentar San Valentín, incluso consideras la idea de hacerte un regalo a ti mismo y consentirte, total ¿quién necesita una relación? Me tengo a mí.
17. Paz interior.
Por lo general pasa alrededor de las 2 pm, cuando recuerdas que es el Día de San Valentín, mientras metes ropa a la lavadora y ves un maratón de alguna serie en Netflix. Te encoges de hombros y sigues adelante. No es gran cosa.
Vía Metro UK