Comer cuando tienes hambre y parar cuando te llenas parecerá sentido común, ¿pero qué me puedes decir de esas palomitas que debes comer en el cine o las galletas que comes en el trabajo? La comida la vemos a veces como algo más que combustible para nuestro organismo.

Si eres de las personas que come más por hábito que por hambre y quisieras cambiar esto pero no sabes cuándo en realidad tu cuerpo te está pidiendo alimento, aquí hay unas preguntas que deberías de hacerte para ayudarte a determinar esto.

¿Has comido en las últimas horas?

Desayunar y sentir hambre inmediatamente después es una experiencia bastante común. Esto tiene más que ver con qué estás comiendo. Deberías poder pasar al menos dos o tres horas entre almuerzos antes de sentir hambre. Pero si de verdad sientes que te ruge la tripa, es posible que tu comida no te esté alimentando. Alimentos con proteína y fibra tardan más en digerir, dejándote saciado y sin hambre por más tiempo.

¿Estás irritable?

Aunque comer a base de emociones es generalmente considerado como algo malo, estar irritable o de malas es una buena indicación de que tu cuerpo necesita alimento. Irritabilidad, ruidos en el estómago y dolor de cabeza son señales de que ya es hora de comer.

¿Te ayuda un vaso de agua?

Mucha gente confunde la sed con hambre, es bastante común. Distinguir entre los dos puede ser algo difícil en ocasiones. Pero si no estás seguro si en realidad tienes hambre, tomate un vaso de agua y espera 10 minutos. Si ya no tienes hambre, pues ya sabes que era sed.

¿Estás poniendo una película?

Una vez que asocias dos cosas, como ver la tele mientras comes, es difícil romper el hábito. No comas sólo porque tu inconsciente te lo dice. Para ayudarte a dejar este hábito, usa chicle o alguna bebida de sabor.

¿Estás estresado?

Si empiezas a comer cuando se acercan fechas de entrega o después de tener una discusión, entonces deberías de saber que estás comiendo por hábito y no por hambre. Pero esto es parecido a la adicción al cigarro, es un pequeño alivio, pero no hará nada en realidad para ayudarte con tus problemas. Así que la próxima vez que te angustie algo, mejor sal de paseo, medita por unos minutos o escucha música.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.