Algún aficionado mexicano que no está cansado de sufrir decepción tras decepción con la selección mexicana y está dispuesto a darle una nueva oportunidad, pero no tiene boleto para el partido de “ida” de repechaje ante Nueva Zelanda, deberá desembolsar entre 500 y mil 500 pesos para tener derecho a un lugar.
Luego de darse a conocer que las entradas para este cotejo estaban agotadas, los que pensaron que esto iba a suceder, pues en el amor todo puede cambiar y así como un día se odió a este representativo ahora renace el cariño, arrasaron con los accesos.
Esto obligó a muchos a tener que darle el jalón a la quincena y olvidarse de la jornada de descuentos del próximo fin de semana e invertir ese dinero que tenían para comprar una nueva pantalla o quizá una licuadora para nutritivos licuados o salsas para los tacos, en un boleto o dos, si se quiere tener a alguien a quien decir “salud”.
La tarea parecía sencilla, ubicar al mercader ilícito, de hecho, ellos mismos buscan a sus presas y les sueltan la “carnada” en espera de que caigan a la primera, pero ante eso está el regateo, ese en el que se busca reducir el costo, con poco éxito.
El precio es de 700 pesos por un boleto de la parte más alta, cuando su precio original fue de 90 pesos, no tuvo eco en el comprador, que le dijo que era demasiado y le ofreció 500, lo que, por supuesto, no fue aceptado por el revendedor, que sabía que esta podría ser la última oportunidad para pasar un fin de año holgado económicamente.
Tras hablar y hasta fumar un cigarro, el precio fue de 600 pesos, más del 500 por ciento en ganancia para el que lo ofrecía, no así para el comprador, que sin embargo puede tener una tarde llena de satisfacción.
Ese, sin embargo, no fue el boleto más barato, ya que si se quiere estar más cerca y casi sentir a los jugadores, o bueno, al menos verlos más de cerca, se debía pagar entre mil 200 y mil 500 pesos, algo que no todos pudieron hacer para poder estar en este juego, en el que el futuro del Tri está en veremos.
Fuente: México, 13 Nov. (Notimex).