La mejor forma de describir cómo se siente una mujer embarazada a tan solo unas pocas semanas de dar a luz en pocas palabras es como una tortuga. Cuando se sientan, tienen que comprometerse a la idea porque tendrán que permanecer sentadas por un rato para que valga la pena el esfuerzo de volverse a levantar después.
Tener una panza enorme con la cual debes tener muchísimo cuidado es difícil, si no imposible, hacer cosas tan sencillas como doblarse, sentarse, levantarse, caminar, cargar a un hijo mayor, etc. Aquí te enseñamos una lista con algunas cosas que las mujeres embarazadas ya no pueden hacer después de 8 meses de embarazo:
Pararse de la cama
Habrán días que esto no será muy difícil y otros donde será casi imposible de lograr, especialmente por las noches cuando tu vejiga te recuerda del espacio que le queda y tengas que llegar en menos de unos pocos segundos al baño.
Abrocharse los zapatos
Después de 37 semanas, sentarte al borde de la cama y tratar de alcanzar tus pies se vuelve toda una acrobacia. Muchas mujeres optan por usar zapatos sin agujetas a estas alturas si no tienen a alguien que les ayude.
Ponerse calcetines
Esto es particularmente incómodo para las mujeres que viven dónde hace mucho frío. Por las mañanas es difícil, pero no imposible. Ya en la noche cuando te duele más la espalda o si acabas de comer, necesitarás ayuda para ponerte los calcetines porque ya ni podrás sentarte en la orilla de la cama.
Ponerse el pantalón
Habrán días que esto será posible usando un poco la cabeza, pero hay otros dónde te encontrarás con tu pies sobre tus pantalones en el piso sin la más remota idea de cómo le harás para levantarlos.
Depilarse
A estas alturas del embarazo, es muy probable que tu panza esté tan grande que no puedes ver nada por él. Claro, puedes ir a cualquier lugar para que te lo hagan, pero durante el embarazo, el dolor de depilarte se intensifica, así que muchas veces las mujeres prefieren simplemente dejar que sus vellos crezcan en paz.
Cortarse las uñas
Ya sabemos que es imposible alcanzar tus pies a estas alturas. Ahora, conseguir que alguien te corte las uñas de los pies sin que sea en un salón de belleza puede ser algo arriesgado.
Publicado por Othón Vélez O’Brien