La obesidad no deja de crecer en los países occidentales y puede que el remedio llegue a través de un ‘entrenamiento’ muy especial: en lo más profundo del cerebro. Según un estudio, el ‘poder’ adictivo, y tan presente en la actualidad, de los alimentos poco saludables (grasas saturadas, bebidas calóricas, dulces procesados) se puede revertir. Y algo más importante: se puede inducir la preferencia por una dieta integrada por alimentación saludable.
En la investigación, publicada por Nutrition & Diabetes, los científicos dicen que cambiar tu comportamiento de alimentación en realidad puede cambiar cómo reacciona tu cerebro a los alimentos altos y bajos en calorías.
“No comenzamos nuestra vida amando las papas fritas y odiando, por ejemplo, a la pasta de trigo integral”, dijo la autora Susan Roberts, directora del Laboratorio de Metabolismo de Energía del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. “Este condicionamiento ocurre con el paso del tiempo en respuesta a comer; repetidamente, lo que está allí en el ambiente de la comida tóxica”.
Pero, ¿puede ser el cerebro reentrenado para que apoye la elección individual de alimentos saludables? Roberts y sus colegas estudiaron el sistema de recompensas en hombres y mujeres con sobrepeso y obesidad, de los que una parte era participante de un nuevo programa de pérdida de peso y el resto que estaban en un grupo de control y no se inscribieron en el programa.
Ambos grupos se sometieron a imágenes por resonancia magnética del cerebro al principio y al final de un periodo de seis meses. Entre los que participaron en el programa de pérdida de peso, los escáneres revelaron cambios en las áreas del centro de recompensa del cerebro asociada con el aprendizaje y la adicción. Después de un semestre, esta zona aumentó la sensibilidad a alimentos bajos en calorías, y por tanto más saludables, lo que indica un aumento de la recompensa y del disfrute con este tipo de comida. También se produjo un efecto contrario: se empezó a rechazar, o a tener ‘menos sensibilidad’ hacia los alimentos con más calorías no saludables.
“Se necesita hacer mucha más investigación, que involucre a muchos más participantes, un seguimiento a largo plazo e investigar más áreas del cerebro”, dijo Roberts. “Pero estamos muy alentados por el hecho de que el programa de pérdida de peso parece cambiar qué alimentos son tentadores para las personas”.