La neurociencia ha revelado que los humanos usamos partes diferentes del cerebro cuando leemos en papel o una pantalla. Así que mientras más lees en una pantalla, más se acopla tu cerebro a una forma menos lineal de leer. Esto implica “hojear” la pantalla o que tus ojos se muevan de una esquina a otra en la pantalla.
“Le dicen a esto cerebro bilateral,” dice Manoush Zomorodi. “El problema es que muchos nos hemos adaptado a leer en línea demasiado bien. Y si dejas de usar la parte de lectura profunda de tu cerebro, pierdes esa capacidad.”
¿Qué es la lectura profunda?
Es el tipo de lectura que llevamos a cabo cuando nos dejamos sumergir en lo que estamos leyendo, ya sea una novela de fantasía o un documento legal. Esto usa la lectura lineal que no solemos llevar a cabo en la computadora. Textos densos que en verdad tratamos de entender requieren de esta lectura profunda y en internet, no hacemos eso.
La lectura lineal y las distracciones digitales han llamado la atención de academicos como Mayanne Wolf, directora del centro investigación de lectura y idiomas en la Universidad Tufts.
“No me preocupa que nos volvamos menos inteligentes por leer en línea,” dice Wolf. “Pero me preocupa que no usemos nuestra capacidad de lectura profunda porque recibimos demasiada estimulación. Ese es básicamente el problema.”
Para no perder esta capacidad en nuestros cerebros, Zomorodi recomienda, al igual que Wolf, que apartes un poco de tiempo diario para leer un libro de verdad.
Ahora que los niños parecen estar creciendo con una pantalla digital en cada mano, Wolf dice que es importante que las escuelas y los padres procuren que se tomen un poco de tiempo para leer en papel y no en pantallas todo el tiempo. Los adultos deben asegurarse que los niños también practiquen su lectura más concentrada y no sólo la lectura dispersa que llevas a cabo cuando lees en una pantalla.
“Creo que la evidencia algún día nos mostrará que lo que buscamos es conseguir un cerebro “bilateral”,” dice Wolf. “Eso tomará un poco de sabiduría de nuestra parte.”
Publicado por Othón Vélez O’Brien.