Hace tres años, el artista Tomás Saraceno construyó un laberinto con espejos en el techo de un museo de arte metropolitano en Nueva York. Ahora vuelve a Nueva York con una nueva exposición y esta vez viene con arañas.
Cada escultura fue construida por una variedad de arañas, cada una ocupando una caja abierta por un tiempo determinado antes de darles su hogar a un nuevo residente, quien le suma a la complejidad de la telaraña. Las cajas son rotadas con cada cambio de ocupante, con frecuencia creando telarañas que desafían la familiaridad con sus desorientaciones extrañas.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.