Si durante la semana tu rutina alimenticia se da sin muchos problemas, pero el sábado y el domingo eres presa del deseo por comer dulces o grasas a pesar de tus esfuerzos por perder peso, lo que debes hacer es controlar la ansiedad y seguir nuestras tácticas.
Los pasos básicos para una vida saludable que hay que seguir son: mantener las tentaciones distantes, trazar los objetivos a medio y largo plazo, y considerar el ejercicio como una prioridad diaria. Pero si el fin de semana te enfrentas a obstáculos casi imposibles de superar: una fiesta de cumpleaños, una película acompañada de palomitas… ¡Calma! Todavía puedes disfrutarlo. Aquí te decimos cómo:
1. Levántate temprano para mantener tu rutina de ejercicios y no saltarte las comidas
Si dejas de hacer una de tus comidas, automáticamente, vas a sentir más hambre a la siguiente. usted no puede hacer una comida, de forma automática, usted se sentirá más hambre siguiente. Eso puede generar una descompensación innecesaria a lo largo del día y perjudicar los neurotransmisores que hacen que el hambre aparezca fuera de tiempo. Además, el metabolismo se ralentiza y aumenta la dificultad para perder peso. Regla número 1 para evitar esta caída: mantén los tiempos del fin de semana más parecidos a los de tu rutina de lunes a viernes. Si te sales del esquema en algún momento, retómalo tan pronto como sea posible.
2. ¿Abusaste de los dulces? Deja el daño en una sola comida
Sabemos que las ganas de comer todas las delicias en el fin de semana son muy grandes. En general, las personas abusan en una comida y, a partir de ahí, renuncian a toda la dieta y continúan saliéndose de la línea durante el resto del día. Si te saltas la dieta en una comida, no te la saltes en la siguiente y no dejes de comer, retoma tu dieta y continúa.
3. Mantente activa, incluso fuera del gimnasio
Para la salud y la pérdida de peso, es esencial mantenerse activa los fines de semana, pues la práctica de actividad física aumenta la producción de sustancias que proporcionan una sensación de bienestar. Esto hará que no busques esa compensación en los alimentos. Todo se vale: bicicleta, patinar, correr … Lo importante es no quedarse quieto.
4. ¿Fiesta? Ve con el estómago lleno
Las bodas, cumpleaños y celebraciones en general son ocasiones especiales que vale la pena disfrutar a lado de los seres queridos. El truco de estos eventos es no excederse en las cantidades y saber compensar los alimentos. Un consejo es llegar a las fiestas con hambre. Si te comes una fruta antes, por ejemplo, no vas a devorarte el plato y así vas a lograr un mejor equilibrio entre las cantidades. También, trata de no probar todo lo que ofrece la fiesta y modera las cantidades. No dejes de comer durante todo el día pensando que luego puedes comer más en la fiesta.
5. Al día siguiente, la vida sigue
Si por casualidad exageraste la noche (o el día entero) anterior, vuelve a tu rutina habitual y consume alimentos más ligeros en cantidades más pequeñas. Ve al gimnasio o haz ejercicio y compensa las calorías adicionales con la actividad física. No hagas cosas locas como pasar horas de ayuno, eso sólo ralentiza el metabolismo y hace que el cuerpo trabaje más.
6. Llévate con calma las bebidas alcohólicas
Las bebidas alcohólicas son muy calóricas e intoxican el cuerpo, sobrecargando del hígado y dificultando aún más la eliminación de toxinas y la pérdida de peso. Sin embargo, si bebes, ten cuidado con el tipo de bebida. La cerveza, por ejemplo, aumenta la fermentación del intestino y favorece la hinchazón abdominal. Las bebidas destiladas tienen un alto contenido de alcohol y tardan más en salir del cuerpo. El consejo es: consumir menores cantidades de alcohol e intercalarlas con agua. Por supuesto, evita beber con el estómago vacío, porque cuanto más se bebe, mayor es la intoxicación. Y eso va a obstaculizar todas las funciones de tu cuerpo, dejando el metabolismo más lento. El vino tinto es una buena opción para beber pues tener varios beneficios, como una gran cantidad de antioxidantes y sustancias antiinflamatorias. Evita los radicales libres y la prevención de una serie de enfermedades. Lo recomendado es una copa de vino, con 150 ml.