Los payasos siempre han sido fuente de entretenimiento para muchos y algo perturbador y aterrador para otros. Claro, hay distintos niveles de la inquietud hacia los payasos, desde el caso donde no te gustaría ver una de esas caras de noche hasta el máximo grado de la coulrofobia, un miedo irracional hacia los payasos.
Las fobias son algo distinto del miedo. Las fobias pueden surgir por algo que se llama condicionamiento, que consiste en que la mente de manera inconsciente asocia dos tipos de estimulación si son experimentados simultáneamente suficientes veces. Por ejemplo, el cerebro puede asociar una estimulación positiva (como los payasos) con una negativa (como dolor o incomodidad). Si se repite con suficiente frecuencia, el cerebro sentirá la estimulación negativa junto con la positiva cada que se experimenta.
Es por esto que las fobias parecen miedos irracionales, porque la estimulación positiva no esta nada relacionada con la negativa. Muchas fobias son creadas por recuerdos de nuestra infancia, así que no es muy sorprendente que los payasos son un miedo recurrente en la sociedad.
¿Pero siempre es una respuesta condicionada o hay algo más sobre las fobias que nuestras mentes les parece muy amenazador?
Algunos miedos, como el miedo hacia las arañas, pueden ser explicados como un concepto evolutivo para evitar los peligros de animales amenazadores. Según algunos psicólogos y antropólogos, la figura de un payaso también desata algunas de nuestras respuestas universales a estímulos sociales.
Sigmund Freud pensó en una idea llamada el efecto del valle inquietante. Se trata de algo que es muy familiar pero a la vez muy ajeno a algo que conozcamos que causa una reacción de revulsión. Aunque nos atraigan los elementos familiares, nos repela lo desconocido, causando una sensación contradictoria en nuestro consciente. Piensa en esos robots super realistas e inquietantes para darte una idea de esto.
Se dice que una sonrisa que nunca cambia tiene este efecto. Reconoces la sonrisa, tu cerebro lo registra como algo positivo, sin embargo, no puedes sonreír todo el tiempo porque si lo hicieras, algo no estaría bien. Esto puede ser similar con los payasos en cuanto a que vemos ciertas indicaciones con la forma que se comporta la gente, pero si no hay ningún cambio con su apariencia o la forma que se comportan, puede ser inquietante.
El miedo hacia los payasos por nada es algo innato, vivimos en un tiempo donde los medios nos saturan todo el tiempo, así que no hay duda que la representación de los payasos recientemente en el cine y la televisión haya influido en el incremento de estos casos de fobias.
Así que si de verdad quieres asustar a gente con tu disfraz, considera vestirte de payaso este año.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.