¿Exijes mucho de tu relación? Recientemente las parejas esperan mucho de sus relaciones, como resultado, las relaciones tienen potencial de ser mucho mejores o mucho peores que antes. Así que sólo queda la pregunta: ¿si es mejor tener los estándares altos para la relación, corriendo el riesgo de desilusionarse si uno no cumple con estos requisitos o si es mejor tener la expectativa baja y no esperar tanto de tu pareja?
En un estudio le hicieron preguntas a 135 parejas recién casadas. Al principio les daban cuestionarios preguntando sobre sus estándares establecidos para la relación. ¿Les preocupaba si su pareja tenía lo que necesitaba para su autoestima? También preguntaban cosas como su satisfacción en general con su relación. Luego, cada seis meses por los próximos años, las parejas tenían que volver a responder los cuestionarios para poder tener un registro del trayecto de la felicidad en las parejas a lo largo del tiempo.
Para las parejas fuertes, osea las parejas que reportaron problemas menos serios y que interactuaban de manera más positiva entre ellos, los estándares altos correspondían con las relaciones más felices a lo largo de los años. Para las parejas menos fuertes, lo contrario era el caso.
Quizá lo más iluminador del estudio fue cuando grababan dos discusiones de diez minutos entre las parejas donde hablaban de problemas que han identificado como preocupantes: dinero, sexo, niños, lo normal. Después de observar estas sesiones, los investigadores identificaron un problema en particular que solía terminar con las relaciones: la agresión pasiva. Las parejas que se enfrentaban directamente a sus problemas solían tener relaciones más felices, incluso si las confrontaciones fueran agresivas.
Pero aquellos que discutían sus molestias indirectamente, ya sea con sarcasmo, solían sentirse menos satisfechos con su matrimonio con el pasar del tiempo.
Así que en conclusión, es bueno tener altas expectativas si tienes a una pareja que las cumpla, pero de lo contrario, es probable que seas feliz sólo si bajas tus expectativas.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.