El papa Benedicto XVI pidió hoy a políticos, gobernantes y todos aquellos que muestran puestos de responsabilidad ser honestos, evitar el abuso en sus cargos y cumplir el séptimo mandamiento: no robar.
El pontífice hizo estas afirmaciones en su reflexión dominical antes de rezar la oración del Angelus con más de 10 mil personas congregadas en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Tomó como punto de partida el pasaje bíblico que relata las recomendaciones dadas por San Juan el Bautista a los judíos que quieren alcanzar la vida eterna.
Joseph Ratzinger recordó que el predicador dio criterios de justicia animados por la caridad cuando señaló que, para alcanzar a salvarse, «quien tiene dos túnicas, le entregue una a quien no tiene, y quien tiene de comer, haga lo mismo».
«La justicia pide superar el desequilibrio entre quien tiene lo superfluo y a quien le falta lo necesario, la caridad empuja a estar atentos al otro y a ir al encuentro de su necesidad, en lugar de buscar justificaciones para defender sus propios intereses», dijo.
«La justicia y la caridad no se oponen, sino que ambas son necesarias y se completan mutuamente. El amor será siempre necesario, incluso en la sociedad más justa, porque siempre existirán situaciones de necesidad material en las cuales es indispensable una ayuda en la línea de un concreto amor por el prójimo», agregó.
Según el papa, San Juan Bautista se dirigió también a algunos «publicanos», es decir los cobradores de impuestos por cuenta de los romanos, quienes eran despreciados porque, a menudo, aprovechaban de su posición para robar.
Así el profeta, a nombre de Dios, no solicitó gestos excepcionales sino, sobre todo, el cumplimiento honesto del propio deber. «El primer paso hacia la vida eterna es siempre la observancia de los mandamientos, en este caso el séptimo: no robar», apuntó.
San Juan habló también a los soldados, otra categoría dotada de cierto poder y, por lo tanto, tentada a abusar. A ellos los exhortó a no maltratar y no quitar nada a ninguno. «Confórmense con sus pagas», sostuvo.
Aquí, añadió Benedicto XVI, la conversión comienza por la honestidad y el respeto a los demás, una indicación que vale para todos, especialmente para quien tiene mayores responsabilidades.
«Considerando el conjunto de estos diálogos, impacta la gran concreción de las palabras de Juan: como Dios nos juzgará según nuestras obras, es ahí, en los comportamientos, que es necesario demostrar seguir su voluntad», aseguró. (Notimex)