Algunas personas no quieren nada más que poder vivir felices para siempre con alguien. Para su pareja, serían la encarnación de la felicidad. Pondrán su mundo en tus manos y te considerarán más importante que cualquier otra cosa.
Que te amen incondicionalmente hasta el fin de sus días y que la vida sin uno o el otro no tendría sentido. Sin esta persona te perderías.
Pero al desear este tipo de romance te darás cuenta que esta impulsado más por tu auto importancia que por el amor.
No puedes amar a alguien a quien no respetas y no puedes respetar a alguien que no admires. Puedes enamorarte de pensadores curiosos, viajadores, aventureros o gente que vive todo en grande. Pero para estas personas no puedes serlo todo y tampoco deberías buscar serlo.
Piénsalo, ¿qué tan grande puede ser el mundo de una persona que te considere su todo? ¿Qué te brindaría alguien que te ponga antes de sus pasiones y convicciones? Puede ser duro amar a alguien que te ame a costa suya.
No hay nada romántico con una adoración incesante, sólo aquellos con egos frágiles buscan ser idolatrados y lo consideran amor.
No busques que te veneren incondicionalmente, busca que te desafíen. Es mejor que te elijan a que te necesiten. Busca ser una suma positiva a la vida de una persona bendecida con felicidad y aventura, no una persona que sirve para tapar sus inseguridades e inconformidades con si mismo.
Busca a una persona que te enseñe y no una a quién sólo le enseñas. Encuéntrate a una persona que te vuelva parte de su vida y no su vida completa.
Amar a alguien no requiere que te ames menos. Si te pierdes a ti mismo por amar a otra persona, eso no es amor, sino infatuación. Nadie tiene el derecho de todo el tiempo, la energía y la esencia de otra persona. Debe haber espacio fuera de la relación.
No tiene sentido tampoco esperar ser el todo del corazón de una persona y no dejar nada para ellos mismos.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.