Vivimos en épocas donde por alguna razón u otra, todos tenemos secretos. Y estos secretos con frecuencia nos hacen mentir. Esto es particularmente cierto para hombres que por alguna idea de masculinidad deben guardar secretos por miedo de mostrar o sentir pena.
Una vez empiezas a mentir, comienzas a compartimentar la verdad. No la reprimes ni la olvidas, simplemente la dejas a un lado porque es lo que debes hacer.
A la larga, esto se ha demostrado que podría perjudicar la energía de tu cerebro, tu bienestar y tu felicidad.
Estas son algunas de las repercusiones físicas que tiene sobre tu cuerpo el mentir:
Te pone nervioso
Cuando guardas un secreto, naturalmente intentas sacarlo de tu cabeza para no revelarlo en mal momento. El problema con esto es que te hace pensar más al respecto.
Cuando alguien te dice que no pienses en algo, naturalmente por la manera que funciona nuestro cerebro, no puedes evitarlo. Esto es lo mismo para reprimir ideas y se cree que esto puede contribuir al estrés post-tramáutico, depresión y desorden obsesivo compulsivo.
Los secretos te distraen
Los secretos pueden ser el equivalente de una luz que parpadea en tu cuarto o un compañero del trabajo que no para de hablar. En un estudio se les pidió a los participantes que guardaran un secreto y luego que respondieran un examen a computadora. Aquellos que tenían que guardar el secreto completaron el examen más lento que los demás.
Esto es debido a que el ocultar información activamente distrae.
Te hacen engordar los secretos
Según un estudio reciente, le pidieron a participantes que apuntaran en una hoja un secreto importante, como serle infiel a su pareja, o uno pequeño, como comer pizza mientras a dieta. Los resultados fueron interesantes: reflejar sobre secretos grandes hacía que las subidas parecieran más empinadas, haciendo el escalarlas parecer más difícil.
Los secretos dañan tu bienestar
Aquellos que no le cuentan a nadie de experiencias pertubadoras, como traumas relacionadas con la guerra, tienen mayor probabilidad de tener problemas de salud. En un estudio descubrieron que los sobrevivientes del holocausto que eran más abiertos en entrevistas tenían mejor salud 14 meses después comparado con aquellos que no querían compartir.
Todos ocultamos cosas, ¿pero entonces todos estamos en riesgo de problemas de salud? Para nada, decir que todos los secretos son malos sería sobresimplificar las cosas. A veces hay cosas que no le puedes contar a la gente y a veces es mejor hacerlo.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.