Durante los siglos XVII y XVIII, las clases altas de Europa entraron en una era de prosperidad sin precedentes gracias al florecimiento del comercio y el comercio internacional. Los ricos buscaban expresar su estatus y la pintura de retratos, que anteriormente era exclusiva de la realeza, se convirtió en el indicador perfecto de posición social. En Inglaterra, estas pinturas se conocieron como obras del Gran Estilo, y la escuela holandesa contaba con nombres conocidos como Rembrandt van Rijn, Johannes Vermeer y Frans Hals entre sus filas, cautivándonos aún hoy en exposiciones agotadas. Para el artista alemán Volker Hermes, esta era de la historia del arte brinda una fuente inagotable de inspiración.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.