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Hidratación más allá del agua

Cuando pensamos en hidratarnos, lo primero que viene a la mente es el agua. Pero no es la única fuente que ayuda a mantener el equilibrio de líquidos en el cuerpo. Existen otras maneras de hidratarte —y no, no todas implican cargar un termo todo el día.

¿Qué es hidratarse realmente?

La hidratación no solo consiste en beber líquidos, sino en mantener un nivel adecuado de agua dentro y fuera de las células. Esto depende también de electrolitos como el sodio, el potasio y el magnesio, que permiten que el agua se distribuya correctamente. Por eso, cuando sudas mucho o haces ejercicio, a veces el agua sola no basta.

Más allá del vaso

Hay alimentos que naturalmente contienen mucha agua y pueden aportar a tu hidratación diaria. Según el U.S. Department of Agriculture, frutas como el melón, la sandía, la piña y el pepino tienen más de un 90% de agua. Las sopas, caldos y algunas infusiones sin cafeína también cuentan como hidratación.

Además, como explica Healthline, tu cuerpo también obtiene líquidos a través de alimentos cocinados como verduras al vapor, avena cocida o arroz. Todo eso suma.

¿Y si tomar agua te cuesta?

Hay personas a quienes tomar agua pura no les resulta fácil. Si es tu caso, puedes optar por bebidas como el agua de coco natural (sin azúcar añadida), infusiones frías o incluso aguas saborizadas caseras con frutas y hierbas. Otra estrategia útil es establecer recordatorios suaves, como vincular el tomar líquidos con ciertas actividades: por ejemplo, después de ir al baño o al levantarte de la silla.

En esta otra nota de Caracteres, hablamos sobre lo que ocurre en tu cuerpo cuando no estás bien hidratada, y cómo pequeños cambios pueden ayudarte a evitar ese desgaste diario.

Señales de deshidratación silenciosa

No siempre necesitas tener sed para saber que estás deshidratada. Síntomas como fatiga constante, piel opaca, dolores de cabeza o antojo de azúcar pueden ser señales de que no estás bebiendo lo suficiente o que te faltan electrolitos. Según Cleveland Clinic, incluso un 1-2% de deshidratación puede afectar tu concentración y estado de ánimo.

Tomar agua es importante, pero no es la única vía. La clave está en entender cómo funciona tu cuerpo y cómo puedes nutrirlo también a través de otros hábitos.

Publicado por Redacción.