Son nueve corderos de poco más de seis meses, de aspecto normal a la luz del día pero de tono verde fluorescente bajo luz ultravioleta, una propiedad proporcionada por el gen de una medusa.
Para los no familiarizados con la transgénesis, a simple vista este experimento puede parecer algo rocambolesco, pero sus resultados representan un paso más hacia un futuro en el que los animales transgénicos podrán ayudar a curar enfermedades.
Así lo creen los científicos que desarrollaron el experimento en Montevideo, una colaboración entre el equipo del Instituto de Reproducción Animal Uruguay (Irauy) y el InstitutPasteur, con el apoyo del especialista IgnacioAnegón.
La transgénesis consiste en «importar» un gen de interés de una determinada especie a otra para que ésta lo incorpore a su ADN, con la intención de que genere características nuevas consideradas útiles.
«En este caso tomamos la oveja como especie receptora de esos genes, y de esa forma el cordero que nace tiene el genoma de la oveja, es decir, toda la información genética de la oveja, es una oveja, pero además tiene un gen de la especie originaria que le confiere cierta característica de interés», le explicó a BBC Mundo Alejo Mancheca, veterinario fundador del Irauy y codirector del estudio.
Para este experimento los investigadores utilizaron un gen que originariamente en la naturaleza se encuentra en una medusa, la Aequorea Victoria, también conocida como medusa de cristal por su luminosidad.
Ese gen es el responsable de producir la proteína verde fluorescente (GFP, por sus siglas en inglés), que ahora hace resplandecer algunos tejidos de los corderos bajo ciertas condiciones de luz.
«Cuando ese gen se introduce en un embrión de cordero, después el cordero expresa esa proteína», explicó Mancheca.
La transgénesis utilizada en este experimento no tendrá ningún uso médico práctico, ya que lo que pretendían los científicos uruguayos era esencialmente ensayar la complicada técnica utilizada y divulgar los resultados para que la ciencia pueda seguir avanzando.
«Usamos este gen en particular porque ese color verde permite muy fácilmente identificar que la técnica fue exitosa, es decir, a simple vista podemos saber que ese gen ya está incorporado en el genoma del ovino», dijo el investigador.
La utilización de esa proteína fluorescente como marcador biológico fue desarrollada por dos investigadores estadounidenses y uno japonés, cuyos esfuerzos fueron reconocidos en 2008 con el premio Nobel de Química.
[sws_divider_line]
[sws_yellow_box box_size=»350″] Aplicación médica [/sws_yellow_box]
Según Menchaca, la transgénesis abre toda una serie de ventajas para la medicina «inimaginables en el pasado».
La técnica de la transgénesis en animales, mucho más compleja que en las plantas, responde esencialmente a objetivos médicos.
«La utilizamos únicamente para investigación en medicina, para avanzar en la producción de medicamentos o en el conocimiento de ciertas enfermedades», dijo.
Según Menchaca, ya existen algunos ejemplos exitosos de esta aplicación médica: «En particular hay un ejemplo de cabras transgénicas que producen en su leche un factor para la coagulación, que es un producto que está aprobado en Europa por la Agencia Europea de Medicinas (EMA, por sus siglas en inglés) y por la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, or sus siglas en inglés) y que ya se comercializa en el mundo».
Hay además otros productos que están en proceso de validación por las autoridades competentes, pendientes de salir al mercado posiblemente en los próximos años.
Pero la tecnología de la trangénesis «todavía es muy compleja y por ese motivo hay muy pocos laboratorios que la tienen disponible a nivel mundial y eso es un limitante para la investigación», dijo Menchaca.
Igual que los investigadores uruguayos, otros equipos científicos en el mundo están probando diferentes técnicas para simplificarla.
En el experimento que lideró Menchaca se usó una tecnología un poco más moderna que las anteriores, que tiene una mayor eficiencia en la producción.
«En este caso nacieron nueve corderos y los nueve son transgénicos. Con otras técnicas la eficiencia es bastante menor», explicó.
[sws_divider_line]
[sws_yellow_box box_size=»350″]Animales transgénicos latinoamericanos [/sws_yellow_box]
A futuro, el equipo planea seguir trabajando en la simplificación de la técnica.
Según el investigador, estas tecnologías no están totalmente disponibles en los países de América Latina, y precisamente uno de los objetivos del desarrollo de este experimento en Montevideo era hacer la técnica disponible para toda la región y para el mundo.
Hasta ahora tres países latinoamericanos han comunicado el nacimiento de animales genéticamente modificados: el primero fue Argentina, con una vaca, el segundo fue Brasil, con cabras, y ahora Uruguay, con ovejas.
Todos estos proyectos están orientados a fines médicos: «a utilizar esta tecnología para producir medicamentos en la leche de las vacas, de las cabras y de las ovejas», explicó Menchaca.
Los experimentos transgénicos se centran en estas especies que generan leche porque el ordeño es una manera muy fácil y poco invasiva de extraer el medicamento de los animales.
«Además estos tres animales tienen una gran capacidad de producir proteínas en la leche», explicó Menchaca.
[sws_divider_line]
[sws_yellow_box box_size=»350″]La vida del animal [/sws_yellow_box]
Desde que nacieron hasta hoy, que tienen seis meses, las ovejas uruguayas siguen resplandeciendo en verde como el primer día, así que el primer objetivo del experimento, que era comprobar que las ovejas mantuvieran la expresión de la proteína fluorescente, está cumplido.
«Ahora las tenemos en condiciones experimentales, en las que se las evalúa constantemente y se las compara con otros animales», explicó el investigador.
Las ovejas están muy cuidadas y a nivel visual no muestran ninguna diferencia con otros corderos no transgénicos.
«A diferencia de los animales que se utilizan para producir alimentos, como la carne, a éstos nadie los va a sacrificar. Van a vivir el tiempo que corresponda», dijo Menchaca.
«Van a tener una vida de oveja normal», concluyó.