Un estudiante de posgrado que lleva puesto un casquete lleno de cables se sienta perfectamente inmóvil y piensa en el acto de cerrar el puño derecho.
Cerca del estudiante, un pequeño “cuadricóptero” —un robot volador que cuenta con cuatro rotores— vira hacia la derecha. El estudiante se imagina el movimiento de cerrar el puño izquierdo y el helicóptero robótico vira hacia la izquierda. Cuando el estudiante piensa en cerrar ambos puños, el helicóptero se eleva más. Está controlando el dispositivo con la mente.
Este sistema es parte de un nuevo proyecto de investigación que registra la actividad eléctrica del cerebro y traduce ciertos pensamientos en órdenes para el vehículo aéreo no tripulado. Se llama interfaz cerebro-computadora y algún día podría tener usos importantes para lagente que está paralizada.
“Imaginamos que usarán esta tecnología para controlar sillas de ruedas,extremidades artificiales u otros dispositivos”, dijo el profesor de Ingeniería de la Universidad de Minnesota, Bin He, a través de una publicación en la que anunció el proyecto.
Funciona de la siguiente manera: al imaginar un movimiento específico sin ejecutarlo se producen corrientes eléctricas en la corteza motora del cerebro. La interfaz no es nueva. Los investigadores usaron imágenes del cerebro para descubrir exactamente qué neuronas se activan al imaginar un movimiento determinado.
Una vez que mapearon varios pensamientos y las señales asociadas, usaron la información para controlar un helicóptero simulado por computadora. Luego, lo aplicaron en dispositivos voladores reales.
No se necesitan implantes ni ajustes cerebrales invasivos para que el sujeto controle el helicóptero con el cerebro. La tecnología se llama electroencefalografía (EEG). El casco cuenta con 64 electrodos con los que detecta las corrientes en el cerebro del sujeto cuando piensa en los actos relacionados y traduce la información en instrucciones que luego transmite al helicóptero a través de wi-fi.
En la prueba, los pilotos no podían mirar el helicóptero mientras lo controlaban, sino que solo observaban una pantalla en la que veían la imagen que transmitía una pequeña cámara montada al frente del vehículo volador. Tras unas horas de práctica, los sujetos pudieron mover los helicópteros con precisión y los guiaron a través de unos aros que pendían del techo. El vuelo es tan solo el comienzo para esta tecnología, dijo He.
“Podría incluso ayudar a pacientes con enfermedades como autismo o alzhéimer y ayudar en la recuperación de las víctimas de una embolia”, dijo. “Ahora estamos estudiando a algunas víctimas de embolia para ver si esto les ayudará a restablecer los circuitos cerebrales y a eludir las regiones dañadas”.
CNN