El orgasmo femenino es una orquesta de estímulos eléctricos que sin embargo no se manifiesta visiblemente, a diferencia del orgasmo masculino. Aunque la mujer esté increíblemente excitada, su cuerpo no da signos externos de que el orgasmo ha tenido lugar, a diferencia de la eyaculación masculina, donde el semen es evidencia indudable de orgasmo. Pero existe un alto porcentaje de mujeres que entre asombradas y ligeramente avergonzadas han experimentado lo que la industria porno ha llamado squirting, y la ciencia médica eyaculación femenina.
Esta eyaculación consiste en la expulsión violenta (pero no necesariamente dramática) de un fluido blanco o ligeramente marrón, de consistencia mucho más líquida que el semen y mucho más abundante. Aunque similar al chorro de la orina, el líquido producto de la eyaculación femenina no es orina, sino un fluido almacenado en las glándulas de Skene que es expulsado por la uretra y que no deja manchas al secarse, como el semen.
Las numerosas técnicas para producirlo recomiendan una estimulación vigorosa del punto G, ya sea con un dildo de punta curvada o utilizando posturas coitales que estimulen las paredes superiores de la vagina. Sin embargo, la disposición de la mujer para llegar al orgasmo y disparar la eyaculación femenina son factores que no deben subestimarse.
Como muchas investigaciones relativas a la anatomía femenina, la eyaculación de la mujer no ha sido estudiada sino desde finales del siglo pasado, pero se sabe que las glándulas de Skene son dos orificios a los lados del punto G, imperceptibles a simple vista, que van llenándose de la lubricación femenina y que lo expulsan durante el orgasmo. Es por ello que el punto G es importante para estimular las glándulas de Skene, que al eyacular seguirán el ritmo de este.
Por otra parte, la industria del cine para adultos ha creado –como en muchos otros casos– expectativas desorbitadas que venden la idea de que la eyaculación femenina es como un aspersor de agua. La expulsión de este líquido puede tener tanta presión como la eyaculación masculina, pero también puede presentarse como una humedad fuera de lo común que nos hace creer que hemos mojado las sábanas más de lo habitual durante el sexo, o al masturbarnos. Es por eso que muchas mujeres pudieron haber experimentado sin saberlo la eyaculación, confundiéndola con un residuo secundario de la excitación.
Fuente: (Avant Sex)