Con el ritmo de la vida moderna es cada vez más común ver que nuestros familiares, amigos y conocidos sufren ataques de ansiedad. Este tipo de experiencias pueden desequilibrarte tanto en tu estado físico como emocional.
Los ataques de ansiedad son una reacción corporal en defensa de algo, como los ataques de pánico, que forman parte de la misma categoría. Si bien no son letales, sí te pueden afectar a otros niveles: caída del cabello, insomnio, estrés o depresión.
Síntomas
Seguramente hay veces que no sabes cómo reconocer un ataque de ansiedad. Lo primero que debes tener en cuenta es que es una reacción del cuerpo y que no eres un bicho raro por tener uno. Los síntomas comunes a casi todos son que te empiece a temblar el pulso y una sensación de mareo. Cuando nuestro cerebro identifica que tiene que defenderse de algo que no le agrada nada se acelera nuestro ritmo cardíaco e, incluso, podemos llegar a tener taquicardias y dolor de pecho porque estamos reaccionando a algo que nos da pánico o consideramos que hay que luchar contra un peligro.
Otros síntomas frecuentes pueden ser; sequedad de boca, caída del cabello frecuente, sudoraciones, ganas de vomitar, diarrea, también se te puede nublar la vista.
Cómo prevenirlos
Evitar la ansiedad no es fácil pero sí es posible. Primero tienes que saber localizar bien qué temas y qué hechos en tu vida te están produciendo el problema. Si no localizas el origen no puedes remediarlo, así que esta es la parte más importante.
Una vez reconocido el foco de lo que te genera ansiedad intenta restarle importancia y corregir en tu cerebro esa sensación de malestar. Tienes que ser consciente de que esas situaciones no son tan peligrosas y no deben generar esas super alertas en tu cuerpo cada vez que te sucedan.