Hace cuatro años, Kristoffer Koch, un estudiante de Noruega, gastó 150 kroner (coronas noruegas, aproximadamente $26.60 dólares) en una moneda electrónica conocida como bitcoins.
Trabajaba en su tesis de encriptación en el 2009 cuando se encontró con esta moneda extraña. Compró unos cuantos por diversión y luego se le olvido que los tenía.
4 años después, en abril del 2013, comenzó a incrementar el valor de los bitcoins. Se hablaba mucho de ellos en los medios y Koch recordó que él había comprado unos hace unos años.
Buscó frenéticamente su contraseña, el cuál había encriptado. Cuando por fin descubrió la combinación de su contraseña, se encontró con una agradable sorpresa.
“Decía que tenía 5000 bitcoins. Haciendo la conversión, eso equivae a 5 millones de kroner ($885,520 dólares)” dijo Koch.
Canjeo una quinta parte de los bitcoins que fueron suficiente para comprarse un departamento en Toyen, una de las zonas más ricas de Oslo.
Su pareja inicialmente pensaba que era mala idea invertir dinero de verdad por dinero falso, su actitud al respecto ha cambiado.
“Ella piensa que gasto mi dinero en basura. Compro muchas cuestiones tecnológicas que nunca tengo tiempo de usar y lo peor era que gastaba dinero real para comprar dinero falso,” dijo Koch. “Ahora piensa que debería comprar todo lo que quiera.”
¿Qué son los bitcoins?
Los bitcoins sólo existen en línea. Existen dos formas de adquirirlos.
La primera forma es cambiando dinero por bitcoins en línea. La segunda forma es mucho más difícil, tienes que usar una computadora para resolver una ecuación muy compleja. Ya resuelto, recibirás un puñado de bitcoins.
Tras cuatro años existen aproximadamente 11 millones de bitcoins y se ha diseñado para que si se usa mucho este segundo proceso para adquirilos se agotarán a los 21 millones.
Pero esta “nueva moneda” es muy volátil. Al inicio del año un bitcoin tenía un valor de 13 dólares. Para abril subió el valor a 260 dólares antes de caer rápidamente a 100 dólares el mismo día.
Actualmente los bitcoins tienen un valor de 195 dólares.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.