Existe un libro titulado Entrepreneurial DNA (ADN Empresarial) dónde descubre el autor, Joe Abraham, fundador de BOSI Global, que no todos los emprendedores tienen la misma programación mental, sino que se separan en cuatro categorías, cada una con sus pros y contras y sus tendencias específicas:
1. El constructor: tienes la motivación para construir empresas exitosas muy rápido. Cuando un individuo entra en esta clasificación, superan la ganancia de 5 millones de dólares dentro de los primeros dos o cuatro años y siguen subiendo hasta los 100 millones. Esto es porque estos emprendedores miden el éxito a través de la infraestructura.
Esto motiva sus decisiones y las estrategias que arman e implementan. No sienten satisfacción por cierta cantidad de remuneración personal ni por hacer un bien para el mundo. Son maestros del reclutamiento de gente talentosa, inversionistas y clientes.
Esta clase de individuo tiene comportamientos controladores, volviéndolos un poco en un caso del Dr. Kekyll y el Sr. Hyde. Estos individuos suelen tener problemas manteniendo las relaciones y los empleados que contratan tiene la tendencia de ir y venir.
2. El oportunista: estos individuos son maestros optimistas de la promoción. Disfrutan del marketing y las ventas, están entrenados para encontrar oportunidades remunerables en el mejor momento y se dejan llevar por el crecimiento hasta llegar al punto máximo.
El oportunista mide el éxito a base de la cantidad de dinero que ganan mientras no trabajan. Son atraídos por negocios con oportunidades dónde pueden usar palancas para crear ingresos residuales y renovables.
Son impulsivos, especialmente cuando se trata de un negocio remunerable. Esto puede ser su fortaleza o una debilidad que acabará con este individuo.
3. El especialista: no se puede considerar uno un especialista hasta después de que haya pasado por todo el entrenamiento, capacitación, aprendizaje y experiencia para volverse maestro en un área específico.
Este individuo es motivado por ser analítico, toma riesgos moderadamente y esta en contra de ventas. Miden el éxito basado en sus propios ingresos. Sus negocios crecen bien al principio, pero tan pronto sus ingresos llegan a un nivel pre-establecido, van por el servicio a consumidores.
Según estudios, las empresas de estos individuos suelen estancarse debajo de los 5 millones, los que superan este nivel suelen tardar años en llegar a ese nivel, a veces décadas.
4. El innovador: imagínate a Mark Zuckerberg en la película “La Red Social” y ahí tienes tu mejor ejemplo del innovador. Cómo la mayoría de los innovadores, estaba trabajando en algo que amaba cuando surgió una oportunidad de negocios. Este individuo tiene la mayor parte de su motivación en lo que sería el “laboratorio” de su empresa.
Prefieren pasar todo su tiempo en el “laboratorio” dónde pueden inventar, diseñar y jugar con sus ideas en lugar de pasar su tiempo en la caja o en la oficina. Manejar una empresa los cansa. Miden el éxito a base del impacto que su producto tenga en el mundo. “No se trata del dinero,” es algo que oirás seguido de estos individuos. Los innovadores controlan gran parte de la propiedad intelectual de nuestros tiempos. Desafortunadamente, se la viven escondidos en calabozos y les cuesta empezar discusiones de negocios.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.