El Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, aseguró que el melodrama es algo con lo que vivió desde niño, a través del mundo que le rodeó y de las cosas que vio y leyó. “Me marcó el cine mexicano que fue tan popular en Perú durante los años 50, y que era profundamente melodramático”.
Al presentar anoche su más reciente libro “El héroe discreto”, mencionó que el melodrama en su versión literaria es una exacerbación un poco ridícula de los sentimientos, situaciones y dramas que conforman la vida. En cierta forma, una caricatura de la vida”.
Vargas Llosa dijo que ese tipo de melodramas tiene un público tradicional que generalmente no es culto, sino más bien popular; son personas que “buscan -en el teatro, el cine y la literatura- esa visión distorsionada y caricaturizada de la vida”.
“Hay un melodrama que no es artístico, pero que forma parte de la realidad humana, sobre todo, en ciertos países. América Latina es mucho más melodramática que dramática, y eso, no se puede decir de países como España”.
Expresó, además, que “las canciones que a los habitantes de las naciones latinoamericanas les emocionan, y las expresiones populares en las que manifiestan sus emociones y sentimientos, corresponden más a los patrones del melodrama que del drama”.
Lo anterior, dijo, porque hay una distorsión y una exageración en el plano emotivo, que se refleja en la manera de ser y en el modo de actuar de los ciudadanos de las naciones de América Latina.
No es causal, añadió el autor de la célebre novela “La ciudad y los perros”, que la literatura y el arte latinoamericano muchas veces roce y bordee en lo que se puede llamar melodramático. Y muchos escritores en España están en eso.
“Hay escritores que están muy lejos del melodrama, pero hay otros que forman parte de ese tipo de culturas que hemos producido y seguimos produciendo, y que expresan más auténticamente lo que somos”, subrayó Vargas Llosa.
De acuerdo con el Premio Rómulo Gallegos 1967, el cine mexicano de los años 50 expresó profundamente no solo una manera de ser, es decir, no solo lo mexicano sino también lo latinoamericano. “En todo caso, lo tengo presente y recuerdo la inmensa emoción con que yo seguí esos melodramas”.
Melodramas que se emparentaron con las expresiones más llamativas del romanticismo. “Nosotros nunca hemos salido enteramente del romanticismo, aunque lo expresemos hoy en día con denominaciones muy distintas”, manifestó.
Mario Vargas Llosa puso en relieve que hay situaciones melodramáticas que le conmueven, atraen y producen una cierta fascinación. “No sé si en el caso de la novela que presento esta noche, lo melodramático de la historia haya sido lo que me llevó a inventarla”.
Explicó que esa historia nació con una información que recibió sobre algo que había ocurrido en la ciudad de Trujillo, localizada en el norte de Perú. “Un empresario, aparentemente de origen humilde, publicó un ´avisito´ en un periódico local”.
El aviso estaba dirigido a la mafia, y el empresario expresaba que no aceptaba el chantaje que le habían hecho y que no estaba dispuesto a pagar las cuotas que le pedían.
“Esa información me quedó grabada en la memoria, pero no por lo que pudiera haber en ella de truculento, sino por el extraordinario valor cívico del personaje que se enfrentó a mafia, siendo un don nadie”, señaló.