Uruguay se ha convertido en el primer país del mundo que legaliza la marihuana y encomienda el control de su producción y distribución al Estado. El Senado ha aprobado este martes su legalización con 16 votos a favor y 12 en contra.
A partir de entonces, la nueva regulación permitirá el uso de cannabis hasta con un 5% de tetrahidro cannabinol (THC), su principal constituyente psicoactivo. Según los científicos, ese es el límite que provoca consecuencias mínimas en los consumidores. La Junta Nacional de Drogas de Uruguay prevé la disponibilidad de cuatro o cinco variedades de cannabis a un precio de un dólar por gramo.
A los ciudadanos se les permitirá el cultivo de hasta seis plantas, la posesión de hasta 480 gramos de marihuana por persona y la compra en farmacias de hasta 40 gramos al mes al precio público de un dólar el gramo, siempre y cuando estén inscritos en un registro de la administración pública.
El Gobierno de José Mujica espera que la nueva ley contribuya a combatir el crimen organizado en el país y pueda «regular un mercado que ya existe». Argumenta que el efecto del narcotráfico «es peor que el de la propia droga» y que «la vía represiva» contra las drogas ha fracasado: en Uruguay, una tercera parte de la población carcelaria está vinculada con el narcotráfico. La Cámara de Diputados había aprobado la ley el pasado 31 de julio.