Al menos 10 personas murieron este lunes en una explosión registrada en la ciudad de Volgogrado, en el sur de Rusia, sólo un día después de que otras 17 fallecieran en un estallido provocado por un atacante suicida en la estación de trenes de la misma localidad.
Medios rusos informaron que el nuevo artefacto estalló en el interior de un trolebús del sistema de transporte público, justo cuando se detenía en una parada llena de gente.
Según testigos, la explosión pudo escucharse a varios kilómetros de distancia.
El vehículo quedó destruido casi por completo y unas 23 personas resultaron heridas. Tanto la policía como los servicios de emergencia se encuentran en el lugar.
Mientras tanto, la seguridad ha sido reforzada en las estaciones de tren y en los aeropuertos de toda Rusia.
Quienes investigan lo ocurrido, consideran que se trata de un acto terrorista.
A Moscú le preocupa que grupos militantes puedan estar interesados en aumentar gradualmente la violencia durante el período previo a los Juegos Olímpicos de invierno de 2014, que se realizarán en la ciudad de Sochi.
La sede olímpica está cerca de la volátil región rusa del Cáucaso Norte.
Volgogrado se encuentra 900 kilómetros al sur de Moscú, 650 Km al norte del Cáucaso Norte y 700 Km al noreste de Sochi.
“Sangre en la nieve”
La explosión de este lunes ocurrió cerca de un concurrido mercado en el distrito de Dzerzhinsky.
Maksim Akhmetov, un periodista de la televisión rusa presente en la escena del incidente, dijo que el trolebús iba repleto de gente que se dirigía al trabajo durante la hora punta de la mañana.
Akhmetov dijo que se podían ver “cuerpos por todos lados y sangre en la nieve”.
El estallido destruyó la parte de exterior del trolebús y las ventanas de los edificios cercanos.
Se cree que entre las víctimas hay un niño de un año.
En opinión de Daniel Sandford, ambos atentados muestran que los atacantes no necesitan perpetrar ataques directamente en Sochi para atraer la atención internacional.
(BBC)