Umberto Eco nació el 5 de enero de 1932 en la ciudad de Alessandría, cerca de Piamonte, en Italia, donde pasó su infancia y parte de su adolescencia. Se doctoró en Filosofía a la edad de 24 años, con la tesis titulada “La cuestión estética en la obra de Santo Tomás de Aquino”, en la que ya se observaba un futuro prometedor.
Su primer trabajo fue en la televisión en 1955, el cual desempeñó por tres años. Colaboró en diversas publicaciones e ingresó, en 1963, como profesor a la Facultad de Arquitectura de Florencia. Luego, se trasladó a la Universidad de Bolonia para impartir la cátedra de Semiótica.
De acuerdo con la biografía publicada en el portal de Internet “biografiasyvidas.com”, su producción literaria manifiesta dos vertientes: la primera de ellas tiende al concepto filosófico de situar toda manifestación artística y cultural en su ámbito histórico.
Mientras que la segunda plantea la necesidad de establecer un método de análisis único, basado en la teoría de la semiótica, con el objetivo de interpretar cualquier fenómeno cultural como un acto de comunicación regido por códigos y, por lo tanto, al margen de cualquier interpretación idealista o metafísica.
“El Tratado de semiótica general” es uno de sus textos dedicados a dicha teoría. En esta obra, Eco elaboró una teoría a partir de códigos y una tipología de los modos de producción sígnica.
Se enfrentó a la concepción ontológica de la estructura de los fenómenos naturales y culturales establecidos por el estructuralismo, a partir de un texto que denominó “La estructura ausente”.
El escrito se complementó con “Lector in fabula”, en el afirma que la compresión y el análisis de un texto dependen de la interpretación del autor y el lector.
Al comienzo de la década de los 80 publicó su novela “El nombre de la rosa”, considerada una de las mayores obras de la literatura universal. En ella combinó elementos medievales y policiales.
Se trata de un denso relato en el que el personaje principal es el fraile británico Guillermo de Baskerville, quien investiga una serie de asesinatos.
En 1988 dio a conocer el relato “El péndulo de Foucault”, en el cual intentó reconstruir la tradición masónica como metáfora de la irracionalidad superviviente en los movimientos terroristas contemporáneos, así como en las mafias económicas. Esta novela no trascendió de la misma forma que “El nombre de la rosa”.
Fue nombrado presidente de la Escuela Superior de Estudios Humanísticos de Bolonia en 1999, y tres años después recibió el puesto de presidente del Consejo Científico del Instituto Italiano de Estudios Humanísticos.
Ha sido profesor visitante en la Universidad de Nueva York, Northwestern, Columbia y Harvard, en Estados Unidos, y en la Universidad de Oxford, en Inglaterra, así como en París, Toronto, Sao Paulo, Río de Janeiro, La Plata y Buenos Aires.
A lo largo de su trayectoria ha recibido múltiples distinciones, entre ellas 30 doctorados “honoris causa” del mismo número de universidades; además ha sido galardonado con los Premios “Príncipe de Asturias”, “Strega”, “Medicis” y “McLuhan”, entre otros, gracias a la gran diversidad de su obra.
Algunos de sus textos más importantes son: “Obra abierta” (1962), “Apocalípticos e integrados” (1964), “La estructura ausente” (1968), “Tratado de semiótica general” (1975), “Semiótica y filosofía del lenguaje” (1984) y “Los límites de la interpretación (1990).
Así como “Seis paseos por los bosques narrativos” (1994), “Kant y el ornitorrinco (1997), “Sobre literatura” (2002), “Diario Mínimo” (1963), “El nombre de la rosa” (1980), “El péndulo de Foucault” (1988), “El segundo diario mínimo” (1991) y “Baudolino” (2000).