“Término tomado de la antropología y empleado como sustantivo masculino por Jacques Lacan desde 1936, para designar el sistema de representación basado en el lenguaje, es decir , en los signos y las significaciones que determinan al sujeto sin que él lo sepa; el sujeto puede referirse a ese sistema, consciente e inconscientemente, cuando ejerce su facultad de simbolización.
Utilizado en 1953 en el marco de una tópica, el concepto de simbólico es inseparable de los de imaginario y real, con los que forma una estructura. Designa entonces tanto el registro (o función simbólica) con el que tiene que ver el sujeto, como el psicoanálisis en sí, en cuanto fundado en la eficacia de una cura que se apoya en la palabra.” Roudinesco, A. (2005). Diccionario de Psicoanálisis (1ª ed., 2ª reimp.). Buenos Aires: Ed. Paidós,
O sea que, el término es incorporado a la teoría Lacaniana desde el 36 pero en el 53 se vuelve parte de su R.S.I., el término deviene de los trabajos de Lévi-Strauss, Marcel Mauss, y Ferdinand de Saussure. El primero sostenía que la sociedad occidental había creado una mitología psicoanalítica y que se corría el peligro de reorganizar el universo del paciente a partir de las interpretaciones del analista, esto es, que si se llevaba a cabo la cura por la adhesión de un grupo a la creencia en un mito, se llevaba a cabo por la eficacia simbólica. Para el segundo, el inconsciente era un lugar vacío donde operaba la función simbólica, donde los significantes, tenían más importancia que los significados, los primeros determinaban los segundos. Y Saussure puso la base mediante su teoría de la lingüística moderna para los trabajos de los dos precedentes.
Lacan lo incorpora para estudiar el complejo de Edipo, yo como un proceso evolucionista que va desde el matriarcado al patriarcado o de la horda a la sociedad, sino como un sistema estructural, esto es, que ese triangulo es un sistema simbólico inconsciente.
Y utilizó las formulaciones de Levi-Strauss para repensar el inconsciente freudiano, como un lugar de mediación parecido a las relaciones que tendría el significante en la lengua. Para él, “el hombre habla porque el símbolo lo ha hecho hombre”, a partir de la incorporación del lenguaje (estructura netamente simbólica) el hombre desarrolla pensamientos, y es labor del analista interpretar estos, los descifra, como un comentador descifra un texto.