A escasos días de que sea presentada, la iniciativa de Ley que prepara la izquierda mexicana en la Asamblea de la Ciudad de México para regular el consumo de marihuanaha recibido el apoyo de cuatro expresidentes latinoamericanos. Los antiguos mandatarios Ernesto Zedillo(México), Ricardo Lagos (Chile),Fernando Henrique Cardoso (Brasil) y César Gaviria (Colombia) se han dirigido a través de una carta a Miguel Ángel Mancera, el alcalde, para mostrarle su apoyo y reconocerle que “la inminente discusión del texto” posiciona a la Ciudad de México al frente de un debate necesario en toda la región.
Los mismos expresidentes ya se mostraron en 2012 a favor de cambiar el paradigma del combate al narcotráfico, con más de cuatro décadas de vigencia y escasos resultados. “40 años de inmensos esfuerzos no lograron reducir ni la producción ni el consumo de drogas ilícitas. En México y Centroamérica, la violencia y la corrupción asociadas al tráfico de drogas representan una amenaza a la seguridad cuidada y la estabilidad democrática”, plasmaron en un documento.
En esta nueva misiva dirigida directamente a Mancera, le felicitan por su compromiso y liderazgo a la hora de diseñar mejores políticas sobre las drogas y muestran su “plena confianza” en que la ley salga adelante. La izquierda mexicana -PRD- prepara desde el verano pasado un borradorpara consumar la despenalización de la marihuana -con matices- en el Distrito Federal. La capital se sitúa desde hace años a la vanguardia de las políticas progresistas en el país, véase la ley del aborto o el matrimonio gay. El modelo para los legisladores mexicanos en un principio iba a ser el de Colorado, la región de Estados Unidos que desde mayo de 2013 regularizó la venta, producción y los impuestos sobre la marihuana recreativa. Sus leyes permiten el cultivo de un máximo de seis plantas por hogar para uso personal y la compra de hasta 28 gramos en establecimientos autorizados.
A falta de que se conozca el texto definitivo, parece que la iniciativa de ley mexicana no irá tan lejos como los legisladores pretendían en un principio. Los asambleístas que preparan el borrador han deslizado que habrá una ley más flexible que la actual, pero en consonancia con las políticas más conservadoras en cuanto a drogas del Gobierno de Enrique Peña Nieto. Puede que suba la dosis de posesión permitida, se autorice su uso científico y médico pero en ningún caso se podrán abrir coffee shops como en Holanda o estará permitida la autoproducción.
“Seguramente será presentada a lo largo de esta semana o la siguiente. Está a punto de salir del horno”, avanzan desde el PRD. En todo el país se permite actualmente la posesión de 5 gramos por persona. A partir de 5 kilogramos se habla de mayoreo y narcotráfico. La marihuana, solo en el DF, mueve unos 28 millones de dólares anuales, según un estudio de Cupidh, una organización a favor de la legalización. Se estima que existen en la capital unos 75.000 consumidores habituales, la mayoría hombres.
Uruguay fue el primer país del continente que legalizó la marihuana. Las repercusiones de una normativa de esa naturaleza en México -frontera con Estados Unidos y la existencia de poderosos carteles locales- serían mucho mayores, pero el debate no está en la agenda del presidente Enrique Peña Nieto, en sintonía en la lucha contra las drogas con su homólogo Barack Obama. La posición que fijan los exmandatarios, reunidos en la Global Commission on Drug Policy, es la contraria. Se muestran más favorables a la regulación que al combate frontal contra el consumo y la producción.
El diputado Vidal Lleneras, uno de los redactores de la iniciativa, considera que la principal misión de la nueva ley es descriminalizar el consumo de marihuana, tanto como lo permitan las leyes locales frente a las federales. “Se trata de que un portador de cantidades razonables no vaya a la cárcel, que es lo que hoy está ocurriendo. La cantidad tolerada es muy baja y hay presión por parte de las autoridades para meter a gente en prisión”, explica Lleneras.
El año pasado, el también expresidente Vicente Fox, inició una campaña mediática a favor de la despenalización. El político, que antes de llegar a la presidencia fue agricultor y comerciante, ha reconocido que él mismo podría dedicarse al cultivo de marihuana si esta se legalizara. Por el momento, es la Ciudad de México quien va a la cabeza. Su aprobación podría ser un primer paso hacia otra forma de entender la lucha contra los drogas en un país que lleva padeciendo el fenómeno del narcotráfico desde los años 30.
Fuente: El País