Un fósil de 70 millones de años hallado en sedimentos del Cretácico Tardío en Alaska revela un nuevo pequeño tiranosaurio, según un artículo publicado este miércoles en la revista de acceso abierto PLOS ONE por los coautores Anthony Fiorillo y Ronald S. Tykoski, del Museo Perot de Ciencia y Naturaleza, en Texas, Estados Unidos, y colegas.
Los tiranosaurios, el linaje de los dinosaurios terópodos carnívoros que incluyen al T. Rex, han cautivado la atención de los investigadores, pero la mayor parte del conocimiento sobre este grupo proviene de fósiles de latitudes bajas y medias de América del Norte y Asia.
En este estudio, los científicos analizaron la parte superior del cráneo, el maxilar y la mandíbula, desenterrados del área de Prince Creek Formation, en el norte de Alaska, de un dinosaurio que ya inicialmente creyeron que pertenecía a una especie diferente y luego lo compararon con los fósiles de especies conocidas de tiranosaurios.
Según los resultadso del análisis, los huesos del cráneo son de Nanuqsaurus hoglundi, una nueva especie de tiranosaurio estrechamente relacionado con otros dos tiranosaurios, Tarbosaurus y Tyrannosaurus. Se estima que este nuevo dinosaurio es relativamente pequeño, con una longitud del cráneo adulto de 63,5 centímetros, en comparación con 152,4 centímetros del T. Rex.
La nueva especie probablemente habitaba una alta latitud ambiental estacionalmente extrema, en el extremo continental más septentrional de América del Norte durante el Cretácico. Los autores sugieren que el menor tamaño corporal de N. Hoglundi en comparación con la mayoría de los tiranosáuridos de latitudes más bajas puede reflejar una adaptación a la variabilidad de los recursos en las estaciones árticas.
Esta mayor diversificación puede provenir del aislamiento parcial de los dinosaurios en el norte por las barreras terrestres, como la del este a oeste de la Cordillera Brooks, en el extremo norte de América del Norte. Aunque los elementos conservados de N. Hoglundi son fragmentos, los autores señalan que los datos morfológicos proporcionan apoyo para situarlo como procedente de los tiranosáuridos.
Este descubrimiento puede proporcionar nuevos conocimientos sobre la capacidad de adaptación y evolución de los tiranosaurios en un entorno diferente como el Ártico. “Este ‘tiranosaurio pigmeo’ por sí solo es realmente genial, porque nos dice algo acerca de cómo era el ambiente en el antiguo Ártico”, subraya Fiorillo.
“Pero lo que hace este descubrimiento aún más emocionante es que Nanuqsaurus hoglundi también aporta información sobre la riqueza biológica del mundo antiguo polar durante una época en la que la Tierra era muy cálida en comparación con la actualidad”, concluye.