Hoy es el día mundial de las espinaca. Lejos de ser el momento en el que todos nos planteamos dejar la carne roja, plantar un huerto ecológico o salir a cenar mucha mucha ensalada hacemos una oda al marino que todos quisimos ser un día, por lo menos cuando teníamos 7 años: Popeye.
En el embarcadero colgado de su pipa. Músculos de hierro y muy poca suavidad. Voz ronca. Una novia desgarbada con pinta de ser muy divertida. Un malvado enemigo de esos que son muy, muy grandes. Rudo, americano y tatuado, así se presenta Popeye a la juventud mundial para hablar de la fuerza y de resolver los conflictos con pocas palabras. Amante de las espinacas. Un referente desgalichado que ha conducido a muchos hacia la pubertad, primero en forma de cómic y, llegado Paramount Comedy e inspiración Betty Boopisiana, en capítulos televisivos. Pero, y aunque creas que le conozcas como a la palma de tu mano, hay cosas que te pueden sorprender. Y son muchas.
Para empezar, su nombre. Pop – eye significa Ojo saltón. Pero la historia no se queda aquí porque, si tenemos el más mínimo recuerdo del marinero, nos daremos cuenta de que Popeye tenía todo menos los ojos saltones. De lo que realmente habla su ojo es de que Popeye es tuerto. Condenadamente tuerto.
Descomunal fuerza y músculos y hierro que dejan al personal alucinado. Su fuerza no se corresponde con su pequeño busto y sus músculos, pese a ser fuertotes fuertotes, parecen de goma. Algo nos dice que el amigo utiliza algo más que mucha verdura para mantenerse así de vigoroso. Las malas lenguas dicen que, en realidad, lo que hay en su pipa es marihuana. Dicen que por aquella época, años 20-30, cuando Popeye estaba naciendo y creciendo, la palabra espinaca se atribuía muy fácilmente a la marihuana. Comiendo espinacas a través de su pipa, llamando a su perro Birdseed (la marihuana se utilizaba para alimentar a pájaros y de allí estas semillas para pájaros) y cuando cuidaba su jardín de espinacas (ejem, ejem) con mucho mimo, podríamos decir que a Popeye le gustaba la otra dimensión. Todo hasta que en un capítulo La Casa de los Dibujos Popeye dijo explícitamente (o casi) que lo que tenía en la boca era marihuana. La sátira convertida en respuesta.
Por otra parte, Hércules, supuesto antepasado del marinero, no le ayudó a quitarse la condición de amante de la maría ya que, para una escena que tiene en el episodio en el que se le hace alusión (vuelve a aparecer rejuvenecido y muy fuerte) sale aspirando ajo mientras come espinacas. Además era marinero. Sí, marinero de profesión, de los que introdujeron la marihuana en los Estados Unidos.
SI no era marihuana, entonces ¿por qué espinacas? En los años 20-30 en Estados Unidos se tenía a las espinacas en el más alto de los pedestales. Tanto es así que no sorprendía ver como las madres alimentaban a sus pequeños a partir de toneladas de espinacas ya que “en principio” tenían mucho contenido en hierro. Hasta el gobierno pedía más y más espinacas para os pequeños. Todo porque en 1870 un científico alemán se equivocó en el dato de la cantidad de hierro colocando el decimal en el lugar incorrecto y, así, multiplicando por 10 la cantidad de hierro en espinacas (que en realidad es de 4 miligramos por casa 1000 gr.). Por no hablar de cómo cuida a sus sobrinos. Los cuatrillizos Pip-eye, Pup-eye, Peep-eye y Poop-eye (traducido literalmente como Ojo de caca) comen helado y otras cosas.
En realidad nada ayudaba a forjar la idea de Popeye como modelo a seguir. Colgado de una pipa que sirve a un barco como reclamo, enganchado a las ‘espinacas’, peleándose con Bluto (que en la posterioridad y tras la salida en televisión de Popeye se pasaría a llamar Brutus por un error de copyright) y tuerto perdido. Nadie quiere nada de esto para sus hijos, y menos por parte (para la época) de un hombre tatuado con un ancla (tratuajes que hoy llevan Miley Cyrus, Kate Moss o Lady Gaga) y colgado de Olivia.
Olivia… qué mujer. Llegan, casi, a casarse en 1999 tras 70 años de noviazgo y una historia tormentosa con un pesado Bluto obsesionado por ella. Se conocen por casualidad, de hecho la tira cómica, en principio, era cosa de Olivia y dos de sus hermanos. El caso es que ellos contratan a Popeye como marinero para pilotar el barco que les llevaría a cazar una gallina mágica. Entonces la gallina le otorga poderes sobrehumanos al marinero dado que había sufrido un disparo y, el resto de la historia está en los libros. Olivia deja a su novio Ham, que también viajaba con ellos y Popeye se convierte en el protagonista total de la historia.
Nacido en 1929, Popeye ha sido referente para todo aquel que un día fue niño. Así que gracias Elzie Crisler Segar por tu labor en el New York Journal, nos regalaste a un hombre y a un marinero.