Lo primero (y fundamental) es el tipo de arroz. Los italianos utilizan una variedad conocida como “arborio”. Si no consigues encontrarlo o no tienes en casa, puedes emplear arroz redondo o arroz bomba. Nunca arroz de grano largo o de ese que no se pasa. Lo segundo: al risotto se le añade el agua o el caldo poco a poco hasta que se va reduciendo, y siempre tiene que estar a la misma temperatura que el arroz. Con esto en mente, pasamos a la receta.

Necesitas:
– 150 gr de arroz arborio
– 200 gr de calabaza
– 1 cebolla
– ½ litro de caldo de verduras (mejor si lo has preparado tú misma)
– 1 vaso de vino blanco
– ½ cucharada de mantequilla
– 40 gr de parmesano rallado
– sal y pimienta al gusto

Pasos a seguir:

Pelar y cortar la calabaza en cuadraditos. Reservar.

Calentar la mantequilla en una olla mientras cortamos la cebolla muy fina. Pochar la cebolla en la mantequilla a fuego medio.

Cuando esté lista, añadir la calabaza y el arroz. Salpimentar al gusto, y añadir el vino blanco. Sin parar de dar vueltas, dejar reducir el vino durante unos dos minutos.

Comenzar entonces a añadir el caldo caliente (para que no modifique la temperatura de cocción) poco a poco, dejando que se reduzca.

Cuando el arroz haya alcanzado la textura deseada, retirar del fuego y añadir el parmesano. Es importante servir inmediatamente.

(Harpers Bazaar)