En un estudio nos explican que una vez le enseñaron a unos chimpancés la palabra sucio en señas, una palabra que se les enseñó cuando iban al baño y asocian con heces, empezaron a usar el mismo gesto en otros contextos cuando algo estaba mal.
Por ejemplo, si el que cuida a los chimpancés les quita su comida, en lugar de aventar sus heces por todos lados, cosa que hacen cuando se enojan normalmente, usan el gesto en vez.
¿Pero por qué hacen esto? Según los investigadores, las groserías ayudan tanto a los chimpancés como a los humanos para sacar su enojo. Aquí hay algunos beneficios que decir groserías puede tener para tu salud física y mental:
Puede ayudarte a controlar tu genio
Los investigadores creen que las groserías se desarrollaron para expresar enojo sin tener que recurrir a la violencia física. Quizá y hasta fueron de las primeras palabras desarrolladas por la civilización.
Te ayuda a aliviar el dolor
De cierto modo, decir groserías puede aumentar tu tolerancia tanto para el dolor físico como emocional. Si te enojas en el trabajo, probablemente decir groserías te hará sentir mejor. Pacientes con enfermedades terminales o crónicas usan las groserías para lidiar con la frustración y el miedo, es mucho menos debilitador que hacerte bolita y llorar.
Activa tu cerebro
Decir groserías activa partes del cerebro que ninguna otra palabra consigue. Pacientes de derrames cerebrales suelen perder sus capacidades de lenguaje y no tienen acceso a palabras como “enojo” o “felicidad” pero pueden expresar estas emociones a través de groserías.
Requiere de inteligencia usar groserías
Aunque los estudios digan que decir groserías es señal de inteligencia, esto es parcialmente cierto. Cualquiera puede agregar groserías a todo lo que dicen, más bien, requiere de inteligencia usar las groserías adecuadamente bajo sus contextos apropiados.
Así que recuerda que es importante entender la situación en la que te encuentras para poder determinar si es apropiado o no usarlas.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.