¿Alguna vez has mirado las uñas de tus pies y notas alguna sustancia amarilla dentro? Lo bueno es que no te tienes que preocupar porque es algo muy común y es fácilmente tratado.

Lo más probable es que se trate de escombros de queratina, que se forma cuando la proteína de la queratina se descompone, normalmente debido a una infección micótica. Si no lo tratas, puede esparcirse a otras partes.

Con frecuencia esto hace que la uña se vuelva más frágil y quebradiza y se puede levantar, creando un espacio húmedo y caliente debajo que lo vuelve más conductivo para una infección.

Para prevenir esto tienes que tomar unas medidas para evitar infecciones micóticas. Mantén tus uñas lejos de lugares llenos de gérmenes y usa chanclas en lugares húmedos como en la alberca o en baños públicos. También, cuando salgas de bañarte, secate bien los pies para que no se quede humedad atrapada entre los dedos de los pies. Y mantén tus uñas cortas para evitar que bacterias u hongos se atrapen debajo de ellas.

Si no lo logras eliminar con el tiempo, podrías requerir más intervención de un dermatólogo. Un tratamiento con luz casi infrarroja puede usarse para atravesar la ula y vaporizar los hongos, levadura o moho que causa la infección. El tratamiento normalmente requiere dos a cuatro sesiones para detener la infección de manera suficiente. Ya terminado el tratamiento, la uña vuelve a crecer entre 9 a 12 meses.

Lo más importante que deberías de saber es que no debes intentar remover esto por tu cuenta. Puedes agravar la infección. Siempre la mejor idea es acudir con un doctor en el caso de que no funcione un tratamiento tópico.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.