Investigadores buscaron ver si era posible entrenar el cerebro sutilmente con sus asociaciones automáticas de la pareja de uno. Por ejemplo, si ver a tu pareja automáticamente te hace pensar en los platos sucios que tienes que limpiar, quizá sea posible cambiar esta imagen con algo más positivo.
Para poner a prueba su teoría, los investigadores reclutaron 144 parejas debajo de los 40 años que llevaban menos de 5 años casados. Midieron su satisfacción general en la relación al igual que sus actitudes inmediatas hacia sus parejas.
Durante las siguientes seis semanas, a cada participante se le pidió ver una serie de imágenes por tres días. En el grupo experimental, esta serie contenía una foto de su pareja junto con una estimulación positiva, como fotos de un cachorro con la palabra «maravilloso.» Mientras que en el grupo de control, las imágenes de la pareja estaban emparejadas con una palabra o imagen neutra.
En el estudio, los investigadores continuaron probando la actitud automática de cada persona hacia su pareja y descubrieron que todas esas imágenes positivas de cachorros realmente causaban algún efecto. Los participantes del grupo experimental mostraron reacciones automáticas más positivas hacia sus parejas. Además de eso, todas estas emociones positivas se sumaron para crear una mayor satisfacción en la relación.
Los investigadores se sorprendieron que algo tan simple y no relacionado con el matrimonio pueda tener un impacto tan fuerte en una relación. Básicamente es el mismo proceso del experimento del perro de Pavlov con la campana y la comida.
Claro, esto no significa que con este método podrás solucionar todos tus problemas maritales, pero el descubrimiento sugiere que participar en actividades positivos con tu pareja podría ayudar con la forma en la que piensas en ella.