“En respuesta a las críticas severas y repetidas de nuestras madres y varias relaciones fallidas con mujeres, presentamos la dinámica simulada de la salpicadura de un chorro de orina”.

Así se explican físicos estadounidenses que decidieron estudiar la dinámica de fluidos de la salpicadura de la orina. Y en su camino encontraron consejos de higiene.

Usando cámaras de alta velocidad, el equipo filmó chorros de líquido al chocar con paredes de baños y estudiaron el rociado resultante.

La salpicadura era menor cuando los chorros venían de cerca y con un “ángulo de ataque” estrecho, explicó el equipo de la Universidad Brigham Young, en Provo, Utah (EE.UU.).

“¿Hablas en serio?”

Los investigadores presentarán su investigación en una reunión de la Sociedad Estadounidense de Física (APS, por sus siglas en inglés) en Pittsburgh a fin de mes.

El estudio fue dirigido por los profesores Tadd Truscott y Randy Hurd del “Splash Lab” de la universidad estadounidense, también conocidos como los “wizz kids” (en el inglés informal wizz se usa como sinónimo de orinar), según se hacen llamar a sí mismos en tono de broma.

“La gente me pregunta, ¿hablas en serio? Les digo que sí, que esto puede parecer chiste de preadolescente, pero también es un problema real”, explica Truscott.

“Todos hemos estado en baños asquerosos con charcos en el suelo. Estos lugares son un caldo de cultivo para las bacterias”, agrega.

Cuanto más cerca, mejor

Uno podría pensar que la física de no salpicar al orinar ya había sido resumida por la fórmula: “Haga todo en la taza”. Pero la micción sigue siendo una actividad más sucia de lo que debería ser, según la investigación.

Los científicos prefirieron no tomar medidas en vivo “en el terreno”, por lo que construyeron un simulador. La “guía de navegación del ángulo de agua” es un cubo de casi 23 litros de capacidad con mangueras conectadas a dos tipos de uretra sintética.

El equipo disparó agua coloreada en varios “inodoros” con la velocidad y la presión de la orina humana normal.

La salpicadura se vio intensificada por un fenómeno conocido como inestabilidad de Plateau-Rayleigh, por el cual una corriente descendente de líquido se rompe en gotitas.

“El chorro de orina masculina se rompe a unos 15-18 centímetros de la salida de la uretra”, explica Hurd.

“Así que para el momento en que llega al urinario, ya está en forma de gotas. Y estas gotitas son las responsables de la formación de salpicaduras en sus pantalones de color caqui”.

¿Su consejo? “Cuanto más cerca esté, mejor. Si usted impacta el chorro contra la taza, es mucho menos caótico”.

Por supuesto, en un cuarto de baño del hogar la distancia al inodoro se rige principalmente por una variable: “De pie o sentado”.

El estudio estuvo a cargo de Randy Hurd y Tadd Truscott, también conocidos como los “wizz kids”.

“Las personas siempre discuten sobre cuál es mejor. Porque cuando te sientas cerca, también estás más cerca de mojarte”, dice el profesor Truscott.

Para comparar ambas posiciones, los científicos dieron reglas (de medir) a sus amigos y los enviaron al inodoro.

“Resulta que uno está cinco veces más lejos cuando se pone de pie. Y eso es una diferencia muy significativa en la velocidad de impacto de las gotas de la orina”, asegura Hurd.

“Parece que sentarse –agrega– es la mejor manera de evitar salpicaduras no deseadas en un inodoro tradicional”.

Técnicas para reducir las salpicaduras

  • Está tan cerca como sea posible: un chorro ininterumpido es mejor que gotitas.
  • Inclinación del chorro: apunta hacia los lados o hacia abajo, en lugar de directamente hacia el agua del inodoro o la pared.
  • Coloca papel higiénico en la taza del inodoro para suavizar el impacto.
  • Utiliza recubrimientos hidrófilos para inodoros.
  • Siéntate en lugar de quedarte de pie.

Ángulo de ataque

Por encima de todo, dice, “lo más importante para reducir las salpicaduras es alterar el ‘ángulo de ataque'”.

Apuntar directamente a una pared vertical de urinario o al agua del inodoro provoca un “contragolpe”.

“Reducir el ángulo realmente ayuda”, señala Hurd. Para un urinario normal, la “mejor práctica” significa estar de pie, ligeramente hacia un lado, y apuntar con un bajo ángulo de impacto.

“De esta forma, te aprovechas de las dos técnicas de reducción de salpicaduras”, explica Hurd.

Truscott alienta a hombres y mujeres a “ser artísticos” con su objetivo y encontrar un ángulo para adaptarse al baño en particular en el que se encuentren.

Los diseños de baños públicos y los domésticos no siempre ayudan a alcanzar el 100% de eficiencia, agrega.

“La mayoría de las superficies en las que orinas, como la porcelana, son hidrófilas, lo cual es una desventaja. El agua se propaga a través de ellas, creando un charco con el cual salplicar”, explica Hurd.

Este investigador cree que los recubrimientos hidrofóbicos en última instancia harán los baños más higiénicos.

El equipo de Brigham Young fue “inundado” con productos comerciales para reducir las salpicaduras. “Mi favorito es pintar una mosca en la pared para indicar dónde se debe apuntar. Lamentablemente, algunas empresas ponen la mosca en el lugar equivocado”, cuenta Truscott.

La compañía Sega incluso desarrolló el juego “Toylet” para las estaciones de metro de Tokio, en el que los hombres reciben puntos por exactitud.

Pero el profesor Truscott dice que uno de los trucos más eficaces es también el más simple: colocar un poco de papel higiénico en la taza del inodoro para amortiguar el impacto.

BBC