En un bar pequeño de pueblo, Ross Duncan, con su cámara colgada sobre sus hombros, estaba platicando con una mujer que le preguntó que qué iba a fotografiar. Él le dice que va a echar un vistazo por el lago George a lo que ella responde “Oh, pero no hay nada que ver allá.”
Este comentario inspiró esta serie fotográfica. En realidad el comentario no era cierto para nada.
El lago George es una llanura de 25 km de largo y 10 de ancho. El lago no tiene ríos ni esta conectado al mar, así que el agua siempre regresa a la tierra.
El lago se vacía rápidamente y sin advertencia.
Es un lugar un poco difícil de mirar y de repente ves cosas en la orilla de tu vista que no esta ahí cuando volteas. Sólo cuando te acercas más al piso puedes empezar a apreciar la belleza que se encuentra en todos lados.
Parece que si hay mucho que ver aquí entonces.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.