La artista canadiense Ruth Oosterman quiso influir en el interés artístico de su hija de sólo 2 años de edad. Para ello, utilizó los garabatos de la niña y los convirtió en pinturas impresionantes.
Ruth le da a su pequeña la libertad para dibujar lo que quiera y a partir de estos bocetos, crea junto con la niña las diferentes pinturas en acuarela. Con la creatividad de su hija, Oosterman se inspira para sus ilustraciones.