La piel sensible tiene una capa protectora externa menos eficaz, así que irritantes como alergénicos y microbios pueden penetrar la piel con más facilidad y mayor profundidad, causando reacciones inflamatioras. La piel siente comezón, se vuelve escamoso o le salen ampollas, se vuelve rojo y le sale un salpullido bajo condiciones que no afectarían la piel normal.
Cuidar la piel verdaderamente sensible significa jugar todo de manera segura. Es mejor que no uses productos que contienen alcohol, ácidos hidróxidos beta y retinoides. Lanolin, que se usa en muchos humectantes para suavizar la piel, puede causar reacciones alérgicas al igual que los conservadores comunes que extienden la vida de un producto, como los parabenos.
También evita el formaldehido que puede ser encontrado en barnices para las uñas y perfumes, ya que irritan la piel. Limpiadores no agresivos pueden ser difíciles de usar para la gente que verdaderamente tiene la piel sensible.
Mientras tanto, la piel sensibilizada ocurre debido a efectos del ambiente y es un fenómeno de crecimiento. Sucede debido a varias razones, incluyendo exfoliando tu piel de más, tratamientos cosméticos como los peelings químicos o con láser, estrés, químicos, fumar, alcohol y la contaminación.
Afortunadamente, la piel sensibilizada es mucho más fácil de tratar que la piel verdaderamente sensible. Si te das cuenta que algún producto o ingrediente te esta causando a sentir sensibilidad en la piel, tienes que permitir que las barreras protectoras de la piel se recuperen. Así que usa productos ligeros con ingredientes anti-inflamatorios para la piel sensible y bebe mucha agua.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.