Hace unos días te contábamos sobre la importancia de asolearse entre 5 y 10 minutos diarios, sin embargo, excederse en la cantidad de luz de sol que se toma puede ser una adicción.
El principal causante de todo ello es claramente el sol, y en particular, el hecho de que la radiación ultravioleta aumenta los niveles de endorfinas opiáceas, más conocidas como hormonas del bienestar, tal y como explica un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard. Esto, es algo similar a lo que ocurre cuando se toman drogas como la heroína, de modo que los rayos UV actúan de forma similar en nuestro organismo.
Este hallazgo podría explicar por qué a muchos les resulta tan difícil resistirse a broncearse en un buen día de sol, especialmente si es en la playa, a pesar de saber que eleva el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
David Fisher, director del experimento, explicó que este estudio se realizó en animales, por lo que aún es necesario comprobar los efectos del sol antes de asegurar que es adictivo, a pesar de que las probabilidades son muy altas.
“Aunque estos experimentos deben ser validados en humanos, creemos que es posible que mecanismos similares operen en personas. La respuesta de la piel frente a la radiación UV parece mantenerse en otras especies”, indicó David Fisher.
“Es sorprendente que estemos genéticamente programados para ser adictos a algo tan peligroso como la radiación UV, probablemente el carcinógeno más accesible del mundo. Sospechamos que una posible explicación radica en el papel clave de estos rayos en la síntesis de vitamina D de la piel”, concluyó.