La apnea del sueño se ha constituido en una problema de salud pública, luego de que su incidencia se ha quintuplicado en los últimos 20 años debido principalmente a los altos índices de obesidad entre la población.

En entrevista, el experto del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Daniel Hernández Gordillo, indicó que se caracteriza por la interrupción momentánea de la respiración durante las horas de dormir y es el principal obstáculo para lograr un sueño reparador.

El médico, quien encabeza la Clínica del Sueño en el Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional de Occidente (CMNO) del IMSS en Jalisco, dijo que mientras que en la década de los 90 la prevalencia de apnea era del dos por ciento en mujeres y cuatro por ciento en varones, para 2013 aumentó un 20 por ciento en promedio general.

Destacó que en la clínica a su cargo se atiende un promedio mensual de 160 personas que son enviadas por su médico familiar o bien por el especialista en medicina interna o en neumología, por sospecha de apnea del sueño, “de estos, tan sólo en el pasado mes de julio, se confirmó el problema en 43 de ellos”.

Añadió que del promedio de 160 pacientes atendidos por mes en dicha clínica, 60 son casos nuevos y dijo que el común denominador entre ellos es la edad, que por lo general es de 35 años en adelante, así como algún grado de sobrepeso y/u obesidad.

Dijo que para estos pacientes, el tratamiento más efectivo es un equipo que aporta aire continuo a presión en la vía aérea superior del paciente, manteniendo ésta permeable a lo largo del sueño “lo ideal es usarlo toda la noche”.

El especialista se refirió a otros problemas del sueño importantes, entre los que mencionó el insomnio el cual, a diferencia de la apnea, es la incapacidad de la persona para poder dormir.

“Las personas con apnea no tienen problemas para quedarse dormidos, en cambio los insomnes no logran conciliar el sueño o bien éste es fraccionado y no logran por lo tanto, descansar”, aseguró.

Mencionó que un tercio de la vida el ser humano requiere del descanso que provee un sueño adecuado, pero al margen de esto, al dormir se realizan funciones muy importantes para el organismo.

“En la primera parte del sueño se libera hormona del crecimiento y en la segunda vienen los movimientos oculares rápidos o MOR, y si se dan sin interrupciones, ocurre luego una secreción de cortisol, hormona que nos permita un buen despertar”, explicó.

Cuando el sueño no es continuo durante seis a nueve horas, ya sea por apnea, por insomnio, por síndrome de piernas inquietas que es otra causa de constantes despertares, no se logran dichos ciclos.

“Nunca hubo esa secuencia de secreción de hormonas y tenemos un despertar deficiente, pero con deterioro además en la salud porque no se logró reparación celular, no consolidamos memoria, no hubo disminución en la frecuencia cardiaca y esto va impactando con el paso de los años para la aparición de enfermedades”, recalcó.

Subrayó que la somnolencia diurna producto de un sueño deficiente durante la noche, incrementa en más del mil por ciento la probabilidad de sufrir accidentes de todo tipo, pero además un sueño interrumpido sube entre un 150 y 200 por ciento el riesgo a padecer enfermedades cardiovasculares y un 100 por ciento a desarrollar diabetes mellitus.

Comentó que hace cuatro meses se instauró el Grupo de Autoayuda de la Clínica del Sueño el cual sesiona los últimos lunes del mes y reúne a un promedio de 30 pacientes por sesión.

Dijo que los pacientes reciben pláticas sobre la importancia del sueño y los problemas que pueden alterarlo, pero además intercambian sus propias experiencias y cómo las superaron “la idea es que se conviertan en monitores y repliquen lo aprendido en su entorno familiar, social o laboral”.

Guadalajara, 13 Ago. (Notimex)