La Comisión Europea (CE) propuso hoy automatizar el control de fronteras de la Unión Europea de aquí a 2017 a fin de acelerar, facilitar y reforzar la inspección de unos cinco millones de extranjeros que viajan cada año a la mancomunidad.

Bruselas sostiene que facilitar entrada en la UE de los viajeros de negocios, los trabajadores con contratos de corta duración, los investigadores, estudiantes y familiares de ciudadanos europeos “impulsará la actividad económica y la creación de empleo”.

“Esto no interesa a los viajeros, sino también a la economía europea. Se ha calculado que, sólo en 2011, los viajeros extranjeros contribuyeron con 271 mil millones de euros a nuestra economía”, afirmó la comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström.

Además, los sistemas actuales no permiten a los países europeos hacer frente a la creciente presión de los viajeros, cuyo número en las fronteras aéreas deberá aumentar hasta un total de 720 millones en 2030, un 80 por ciento más que en 2009. 

La idea incluye la creación de un Programa de Registro de Viajeros que permitiría los viajeros frecuentes de terceros países entrar en la UE utilizando controles fronterizos simplificados, tras un escrutinio y un cribado previos.

Con ello, los principales pasos fronterizos, como los aeropuertos, podrían funcionar con barreras automáticas que sustituirían los actuales agentes de fronteras.

Para reforzar la seguridad, el plan establece también la creación de un Sistema de Entradas y Salidas que registrará el momento y lugar de entrada y salida de los extranjeros que viajen a la UE y calculará automáticamente la extensión de la estancia de corta duración autorizada.

El sistema alertará a las autoridades nacionales cuando un extranjero no haya dejado el territorio europeo en el momento de la expiración de su permiso.

La automatización sustituirá al actual sistema de sellos que se estampan manualmente en los documentos de viaje para indicar la estancia permitida, una práctica que Bruselas considera poco fiable, además de laboriosa.

“Esta práctica no permite detectar el rebasamiento de la estancia autorizada de una manera viable y no puede hacer frente de manera eficaz a los casos de extravío o destrucción de los documentos de viaje”, explicó Malmström.