La Semana Santa se acerca y si de la repostería dependiera, ya estaríamos todos inmersos en manjares de los cuales luego es difícil salir. Una amplia índole de dulces que acaparan las neveras de las casas y los escaparates de cualquier pastelería
Da igual en qué parte del país se esté, que siempre habrá una pastelería que sabe ganarse a la clientela a golpe de mangas de crema, un horno a todo volumen, ese rico azúcar crujiente sobre el hojaldre o el mar de almíbar que inunda cada rincón de un dulce típico.
Si las fiestas de cada época del año se caracterizan por algo, sin duda, es por sus dulces. Esa necesidad constante de no parar de comer que dura hasta que acaban las fiestas (siendo la más experta la Semana Santa).
Una época en la que todas las comunidades sacan a pasear sus dotes culinarias, sintiéndose orgullosas de sus dulces más típicos.
La tendencia ganadora es la torrija. No hay Semana Santa si no hay torrija (de comer). Esas rebanadas de pan frito bañadas en leche, vino, almíbar o chocolate levantan pasiones. Cada año las pastelerías se superan y proponen versiones de este rico manjar. Ya las hay de miel, de canela e incluso de pan integral o de centeno (para no abusar en calorías).
Imposible renunciar a unos buñuelos que toda abuela que se precie sabe preparar en menos de lo que canta un gallo. Una merienda dulce que puede rellenarse con un sinfín de ingredientes. ¿El principal? La nata.
El arroz con leche y las natillas caseras no pueden faltar en la mesa en estos días. Sólo hay que aliarse de un poco de canela y a disfrutar.
Las generaciones más avanzadas han tomado nota de la experiencia y saben siempre quedarse con lo mejor. De ahí que siempre se decanten por leche frita.
Algo similar dirán los manchegos con su orgullo de ser los creadores de las mejores flores. Esos dulces crujientes coronados con azúcar.
Andalucía y Castilla La Mancha ponen en la cumbre de sus obras a los pestiños.
Y, aunque la elaboración es todo el año, las rosquillas acompañadas de café, siempre han estado vinculadas a esta festividad.