Por lo regular una gran parte de las personas que salen a comer fuera de casa a los restaurantes, tienden a elegir de los menús los platos de mayor contenido calórico, los que más engordan y los menos saludables, un estudio realizado por el profesor Gavan Fitzsimons, de la Universidad de Duke, nos dice el porqué de esa elección.
En una entrevista, Fitzsimons, profesor de Marketing y Psicología de la Fuquea School of Business de la Universidad Duke, de Estados Unidos, explica cómo la mera presencia de un platillo en un menú nos impulsa y da vía libre para pedir otras opciones con mayor contenido calórico. A esta conclusión llegó el equipo del experto en sus trabajos titulados: “Cuando la sola presencia de una opción saludable conduce a una decisión no saludable y ¿Podría una camarera con sobrepeso hacerte comer más? Cómo el tipo de cuerpo de los demás es suficiente para alterar el consumo de los alimentos”.
Fitzsimons mantiene que las decisiones de los consumidores no solo se basan en sus propias intenciones, sino ayudado por factores externos. Las investigaciones realizadas por este especialista han determinado principalmente dos variables que influyen en los ciudadanos para elegir los platos altos en calorías: la primera, que figure un plato saludable, y la segunda, que quien lo sirva tenga sobrepeso.
“Estos factores —asegura— afectan inconscientemente a nuestra psique cuando tenemos que elegir entre una hamburguesa y un sandwich vegetal o entre patatas fritas y una ensalada”.
El primer factor fue analizado por Fitzsimons en una investigación en la que participaron hasta 183 estudiantes, que fueron sometidos a varios experimentos. Uno de ellos era sobre dos menús: en el primero, menos saludable, se incluía hamburguesa con queso y bacon, sandwich de pollo frito y sandwich de pescado; en el segundo estaba también la opción de hamburguesa con queso y bacon, además de sandwich de pollo y sandwich vegetal. El 37 por ciento de las personas que participó en el estudio se decantó por la hamburguesa con queso y beicon del menú saludable, mientras que sólo el 17 por ciento decidió pedir ese mismo plato, cuando aparecía en el menú no saludable. La conclusión es clara: ese 37 por ciento sintió que su objetivo de comer sano se cumplía sólo por el hecho de que su hamburguesa apareciera en un menú en el que había opciones más saludables. El sandwich vegetal y de pollo les dio licencia para caer en la tentación. Es un fenómeno que el experto denomina “cumplimiento indirecto del objetivo: debido a la presencia de la opción saludable en el menú ya se obtiene el objetivo de ‘alimentación saludable’, incluso aunque la elección final no haya sido la más saludable del menú”.
En una segunda investigación, el autor estudió la afectación en la decisión al pedir por el físico de las personas que sirven en un restaurante o que están alrededor. Resulta que cuando las mujeres que estaban a dieta, fueron atendías por camareras con sobrepeso hacían que las mujeres comieran más, mientras que las que no lo estaban tendían a comer más cuando la persona que les servía era delgada. “Creemos que la razón subyacente tiene que ver con la identificación personal con la forma física del camarero”, dice el profesor, que realizó un estudio de seguimiento a los 381 estudiantes que participaron en este experimento, en el que se apreció que aquellos que hacían dieta se identificaban con la camarera con sobrepeso y los que no con la camarera delgada. La peor opción para una persona a dieta es que la atienda una camarera con sobrepeso
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