Cuando se trata de gustos culposos, el refresco está hasta arriba de la lista junto con el chisme y acabarse un litro de helado en una sola sesión.

Si hay algo que vale la pena sacar de tu dieta es el refresco, aunque para muchos esto es más fácil dicho que hecho. Pero con unas técnicas que te compartiremos aquí, se te facilitará más dejar el refresco de una buena vez.

¿Cuál es la mejor manera de dejar de beber refresco?

  • Hazlo gradualmente, no un día para otro: no tienes que dejar el refresco hoy y despedirte para siempre. Los cambios drásticos no son una manera efectiva ni sustentable para cambiar comportamientos.
  • Haz un plan: es una cosa decirte que dejarás el refresco, pero es otra historia cuando sabes exactamente cómo pretendes lograr eso. Digamos que sueles tomar dos refrescos al día, sigue tomando tus dos refrescos al día, pero sólo por cuatro días a la semana y vas reduciendo el número de días hasta llegar a uno.
  • Re-evalúa y ajusta: ponte a pensar qué tan duro fue el primer paso. Ya cuando te sientas cómodo con tu nueva rutina de consumo, ahora reduce el consumo más. Si bebes cuatro refrescos a la semana, ahora sigue con tres.
  • Encuentra balance en otra parte: desafortunadamente, si estás consumiendo grandes cantidades de refresco cafeinado, puede que sientas síntomas de abstinencia. Para reducir estos efectos, mantente hidratado, mantén una dieta balanceada, haz ejercicio y dale prioridad a unas siete horas de sueño mínimo.
  • Ten paciencia con tus papilas gustativas: dejar el refresco puede dejarte con unas ganas horribles por azúcar y tus papilas gustativas eventualmente dejarán de buscar estos sabores dulces y con ello se irán también tus antojos. Cuando esto sucede, trata de no tomarte más de un refresco cada dos días.
  • Nunca digas nunca: aunque quieres dejar el refresco de manera que no dependas de él regularmente, no tienes que eliminarlo por completo. De vez en cuando te puedes dar el premio ocasional.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.