De toda la comida que te puede sobrar en la cocina, la carne es de las mejores cosas. Algunos de ustedes podrían preguntarse “¿a quién le termina sobrando la carne?”, pero eso ya es muy purista para nosotros, no todos nos podemos acabar ese corte de cavernícola.
Otras sobras agarran una textura fea, como la pasta, pero la carne conserva su sabor y textura y es increíblemente versátil además.
Pero esto sólo es si sabes cómo calentarlo correctamente. Si lo haces mal, terminarás con una carne seca, quemada, insípida y aburrida. Aquí te decimos cómo calentar correctamente tu carne:
Considera no recalentarlo
La carne fría, a diferencia de la pizza fría, realmente tiene un buen sabor si sabes cómo usarla. En rebanadas delgadas podrías usarlo de varias maneras.
Puedes usarlo para un sandwich, echarlo a una ensalada, meterlo a una pasta, etc. Las posibilidades son las que te puedas imaginar.
Pero si no se te antoja nada así, entonces procede con la lista.
Saca un sartén grande
No importa qué tipo de sartén uses, con que sea grande es lo importante, de 26 cm en adelante está perfecto. Si usas un sartén pequeño las cosas no van a funcionar bien para ti.
Pon la carne sobre el sartén
Pon la carne sobre el sartén de modo que un extremo de la carne está tocando la orilla del sartén. No deberías de cubrir más de la mitad del sartén, en ese caso calienta menos carne, de lo contrario no funcionará la técnica.
Luego acomoda el sartén sobre el fuego de manera que el fuego está del lado contrario de la carne.
Agrega agua al sartén
Del lado del sartén donde no está la carne, agrega suficiente agua para que se acumule, pero sin tocar la carne. Si dejas que llegue a la carne va a terminar aguada.
Ahora aprovecha el vapor
Ponle tapa al sartén y ajusta la estufa a flama media. Vas a dejar que el vapor caliente la carne, el tiempo que lo hagas dependerá del grosor del corte.
Si tu corte es muy grueso y tu agua se evapora antes de calentar la carne por completo, sólo agrega más cuidando que no toque la carne. Si haces esto, aprovecha para voltear la carne para no quemarla de un lado.
Y por fin sólo te queda disfrutar.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.