Aunque todos comenzamos bebiendo leche por litros, no es raro que perdamos la tolerancia de todo tipo de lactosa conforme crecemos. De hecho, resulta que entre 60-75% del mundo es intolerante a la lactosa.

Cuando piensas en el hecho de que los humanos básicamente somos la única especie en el mundo que bebe la leche de otro animal ya siendo adultos, no es gran sorpresa que sea tan común la intolerancia hacia la lactosa. Pero como se ha vuelto un alimento muy común en muchas partes, mucha gente ni se da cuenta de que les está afectando.

¿Pero cómo sabes si eres intolerante a la lactosa o no?

Básicamente, ser intolerante a la lactosa significa que le cuesta trabajo a tu cuerpo digerirlo. No es lo mismo que tener alergias a alimentos, la intolerancia suele ser menos severa. Si eres alérgico a los lácteos probablemente te salgan ampollas o podría haber sangre en tus heces.

Sin embargo, mucha gente intolerante a la lactosa  puede beber leche o consumir lácteos sin gran problema, sólo tienen que sufrir un poco de hinchamiento y gases después, los cuales son los síntomas menos severos de la intolerancia.

Algunas personas tienen reacciones más fuertes ante la lactosa, esto puede ser diarrea o heces no firmes. También es posible padecer de vómito, dolores abdominales o sonidos del estómago. Normalmente los síntomas se presentan entre 30 minutos a 2 horas desde que se consumen los lácteos.

Si eres intolerante a la lactosa, no te preocupes, existen muchas alternativas como la leche de almendras, de soya, de anacardo y de arroz.

Si te preocupa tu consumo de calcio, recomendamos que comas muchas más verduras de hojas verdes y peces de huesos pequeños, ambos son excelentes fuentes de calcio y haz ejercicio regularmente.

Lo importante es no obligar a tu cuerpo a consumir lácteos si no puede. Tu cuerpo te dice que no lo puede digerir, no insistas.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.