Puede ser difícil saber todo lo que tiene que hacer uno en la vida, especialmente cuando tienes una pareja que no parece valorar las mismas cosas que tú.

¿Pero cómo saber cuando pasaste de ser la novia que sólo busca lo mejor para su pareja a la típica novia regañona?

Glorificas su potencial en lugar de amarlo presentemente

Es fácil ver el potencial en la gente que amamos, pero también es importante reconocer si sólo estás enamorada de su potencial, porque ahí la cosa se vuelve un problema.

Si te enfocas nada más en lo increíble que tu pareja puede ser, es señal de que las cosas no van a salir como te gustaría.

Te responde a la defensiva con frecuencia

Siempre deberías de expresar tus necesidades a tu pareja con amabilidad y entendimiento. Si tu pareja te suele responder agresivamente o a la defensiva, puede ser una de dos cosas:

O tu forma de expresar tus expectativas son puro regaño o tu pareja simplemente no puede llegar a cumplirlas.

Pasan tiempo lejos de ti para relajarse

Queremos que nuestra pareja nos de paz, pero si tu pareja tiene que alejarse de ti para conseguirlo, entonces es probable que la hagas sentir asfixiada o tus regaños lo están estresando todo el tiempo.

Intenta pasar más tiempo disfrutando la presencia de tu pareja llevando a cabo actividades más relajantes y mantengan la paz.

Pareces un disco rayado

Si tus conversaciones suelen empezar con “Te he dicho mil veces….” o “ya habíamos hablado de esto,” entonces es aparente que lo que sea que estés haciendo o diciendo para que tu pareja “entienda” no está funcionando, claramente.

Esto demuestra que no estás expresando tus necesidades de manera constructiva. No está padre estarle repitiendo una y otra vez las mismas cosas a tu pareja y a ella no le gusta estarlas oyendo tampoco.

Uno de los dos nunca siente que nada es suficiente

Cuando te super enfocas en lo negativo, se vuelve más claro ver todas las fallas de tu pareja y no darte cuenta de sus éxitos. Esto funciona por ambos lados.

Si a tu pareja constantemente le recuerdas donde no llega a la talla, se vuelve más fácil para que se rindan y crean que siempre te están fallando.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.