Ya sea que quieres mandarle unas fotos candentes a tu pareja o simplemente te quieres sentir sexy, llegará un momento donde vas a querer tomarte unas selfies sexies.
Conseguir las poses y los ángulos más favorecedores puede tener sus mañas, pero no te estreses, te ayudamos aquí para que conozcas los trucos detrás de las fotos sexies. Sólo recuerda que es algo que irás perfeccionando con la práctica.
Elige bien la iluminación
La iluminación es clave cuando se trata de tomar cualquier tipo de selfie so retrato. La luz natural es la mejor opción, así que trata de tomar tus selfies cerca de una ventana. Evita luces fuertes que vienen directamente desde arriba, las sombras no te harán muchos favores.
Resalta tus mejores ángulos
Probablemente ya sepas cuáles son tus buenos ángulos. Lo mismo aplica aquí, experimenta con la cámara para ver cómo puedes sacarle mayor provecho a tus facciones.
Juega con la altura de la cámara o hasta dónde levantas tu barbilla, también toma fotos a diferentes distancias de la cámara. Juega y experimenta para encontrar las poses y ángulos más favorecedores para ti.
Ponte lo que te haga sentir sexy
Lo que uses puede hacer una gran diferencia. Si tu ropa la sientes rara en ti, se va a notar en tus fotos. Ponte algo que te haga sentir super sensual y la confianza la proyectarás en tu lenguaje corporal y tu mirada.
Si te sientes sexy, lo más seguro es que los demás te vean y piensen lo mismo.
No te pases con los filtros
No hay nada de malo con usar filtros y otras herramientas para retocar tus fotos. Sin embargo, menos es más en esta situación. No quieres mandar fotos de ti donde parezcas un render de inteligencia artificial.
Tómate miles de fotos para que salga la sexy
Esto hará que sea más probable que salga una foto que te encante. De verdad no te limites con la cantidad que tomas, si el problema es una cuestión de almacenamiento, borras las fotos que no son las mejores cuando acabas.
Es probable que de 20 fotos te gusten 5 como mucho, por eso no te preocupes de salir con mil fotos.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.