Cuando la mayoría de las personas se suben a un avión, por lo general, es para salir de su casa. Pero no Bruce Campbell, un ingeniero innovador que rechazó los estándares de la vivienda tradicional. Él compró un Boeing 727 en desuso, con alas y tren de aterrizaje, por alrededor de 220 mil dólares y lo colocó en una zona boscosa suburbana fuera de Portland, Oregon. Después de muchos años de trabajo en el avión, lo convirtió en una casa improvisada con todos los servicios indispensables: luz, baño y cocina. ¡Es como el sueño de un niño hecho realidad!
