Un grupo de investigadores han creado ratones inusualmente inteligentes al darles la versión humana del gen Foxp2, el cual tenemos en común con los ratones. Demostraron su inteligencia aumentada al navegar por laberintos mucho más rápido que otros ratones.

La meta de esta investigación era entender mejor el Foxp2, el gen que tiene un papel importante en el aprendizaje y el idioma.

Este gen, que nos permite hablar y comunicarnos, podría tener algo que ver una clase de aprendizaje especial que nos permite pasar de hacer asociaciones conscientes a actuar de manera casi automática basados en señales que nos rodean.

Para el estudio , cientos de ratones modificados genéticamente para llevar la versión humana de este gen tuvieron que recorrer laberintos para encontrar comida. Luego compararon los resultados de los ratones modificados con ratones normales.

Cuando el laberinto tenía indicaciones visuales y sensoriales indicando hacia dónde estaba la comida, los ratones modificados aprendieron a navegar el laberinto en ocho días, los demás tomaron 12 días antes de conocer bien el laberinto. Cuando se modificó el laberinto para sólo tener indicaciones de un tipo (ya sea visual o sensorial), los ratones modificados no aprendieron más rápido que los normales.

“Al final, con mucha práctica, los ratones con el gen humano y los demás recorrían el laberinto de igual manera,” dice Ann Greybiel. “Estos ratones eran bastante normales en gran parte. Su mejor desempeño fue cuando fueron enfrentados con tener que resolver un rompecabezas con una de dos formas y lo que hacían más rápido que los ratones normales era crear hábitos o formas de actuar más rápido.

La importancia de los resultados es encontrar una conexión entre este gen en particular y la forma especial de aprender que parece promover.

“Nadie sabe exactamente cómo aprende un niño a hablar, pero si creemos que parte de aprender los idiomas humanos es debido a poder hacer asociaciones rápidamente y con facilidad entre cosas en el mundo y sonidos que corresponden a esos objetos, entonces este gen podría ayudar con ese proceso,” dice Graybiel. “Pero la diferencia entre aprender a recorrer un laberinto a aprender un idioma es enorme.”

Publicado por Othón Vélez O’Brien.